El verano está a la vuelta de la esquina. Comienza la temporada en la cual muchas personas se plantean el firme propósito de “cuidar” su dieta para perder los kilos que han alterado su figura. Tanto la Agencia Española de Seguridad y Nutrición (AESAN) como la Asociación Española de Dietistas-Nutricionistas (AEDN) reciben todos los años por estas fechas cientos de llamadas de los medios de comunicación, interesados por los detalles de hacer dieta, y se encuentran con la responsabilidad de conocer y evaluar gran variedad de dietas extrañas. Las más populares lo son, en parte, porque las siguen personajes famosos, lo que las hace lamentablemente más creíbles. Modelos de la talla de Naomi Campbell y Cheryl Cole o actrices como Jennifer Aniston dicen ser fans de algunas dietas estrambóticas, como la del grupo sanguíneo, la del sirope de savia o sirope de arce, la “sopa quema grasas”, el método Dukan o la dieta de los potitos infantiles (Baby food diet). Ante la falta de rigurosidad y la escasez de fundamentos en los que basan su eficacia y seguridad estos y otros supuestos “métodos adelgazantes”, la AESAN ha elaborado un documento con el propósito de informar a la población de los riesgos de seguir este tipo de dietas milagro. En el ámbito internacional, la Asociación Británica de Dietética (British Dietetic Association) se ha posicionado en torno a las cinco dietas mencionadas, que estima las más populares en estos momentos y que califica como las peores dietas, que se deben evitar durante este año.
Cinco dietas poco fiables
El acceso universal a Internet y el desarrollo de las redes sociales ha multiplicado las posibilidades de conocer diferentes métodos para adelgazar. Desde estas vías, cualquier persona mundana o personaje famoso puede hacer pública su simpatía hacia una u otra dieta de moda, lo que desafortunadamente aumenta su credibilidad. Sin embargo, cabe considerar que la imagen corporal y las buenas condiciones físicas que exhiben las celebridades son fruto, en muchos casos, de exigentes planes de ejercicio y cuidada alimentación, en otros tantos, de la cirugía estética, y en casi todos, del retoque digital con el que se consigue ese cuerpo «perfecto».
Ante la realidad de que no hay dieta extraña que se pueda seguir sin riesgo nutricional o de salud a corto, medio o largo plazo, la Asociación Británica de Dietética ha hecho pública su postura en torno a cinco dietas populares que califica como las peores dietas, que se deben evitar durante este año.
1. Dieta del grupo sanguíneo. Con esta dieta, mediante la restricción de determinados alimentos y en función del grupo sanguíneo, se promueve el seguimiento de un sistema ineficaz para adelgazar. En la actualidad, se puede concluir que los razonamientos que justifican esta dieta están basados en la pseudociencia. Los defensores de este planteamiento alegan que los diferentes nutrientes se descomponen en el cuerpo según el tipo de sangre (grupo sanguíneo A, B, AB o 0). A modo de resumen, se propone el siguiente planteamiento erróneo y sin fundamento: las personas del grupo A deben seguir una dieta vegetariana y evitar los productos lácteos; las del grupo B pueden seguir una dieta más variada que la anterior, pero restringida en ciertos alimentos (maíz, tomate, trigo, lentejas, cacahuetes o pollo); a quienes son del grupo AB se les aconseja evitar los ahumados, la cafeína y el alcohol y optar por alimentos de origen marino, el tofu y los vegetales de hoja verde; y a las personas del grupo 0, les «conviene» el consumo elevado de carne, un claro ejemplo de dieta hiperproteica.
El veredicto de la BDA es negativo porque seguir este tipo de régimen puede conducir a deficiencias nutritivas. Además, advierte de que, si se pierde peso con esta dieta, es porque en el fondo es muy baja en calorías.
2. Dieta del sirope de arce. Es un producto que se publicita como referencia para hacer «ayunos depurativos». Consiste en mezclar jarabe de savia (el de arce es el más popular) con jugo de limón, agua y pimienta de cayena. A la mezcla, que se propone consumir como principal sustento de la dieta, se le atribuye la propiedad de aumentar el metabolismo, aunque tal propiedad no se ha demostrado. En estas condiciones, la ingesta dietética de calorías se reduce alrededor de las 600 Kilocalorías por día.
El veredicto de la BDA afirma que es un método peligroso y aburrido. Concluye que no tiene ningún valor nutricional en cuanto a nutrientes esenciales como proteínas, fibra, vitaminas y minerales. Éstas son razones suficientes para no seguir este tipo de dietas con tan pocas calorías, y menos sin supervisión médica.
3. Sopa «quema grasas» o sopa de col. La base de esta dieta es una sopa que debe tomarse todos los días sin limitación en la cantidad, al ser baja en calorías. Una de las versiones (en Internet y en papel se pueden encontrar multitud de propuestas de «sopas quema grasas») se elabora con seis cebollas, dos ramilletes de apio, dos pimientos verdes, medio kilo de tomates y un repollo o una col, una pizca de sal y de pimienta. Se trocea todo, se hierve en 10 litros de agua, se bate y se guarda para tomar fría o caliente, según gustos y apetencias.
El veredicto de la BDA es que es un método nutricionalmente deficiente e insostenible, ya que la pérdida de peso asociada se debe a la eliminación de líquidos del organismo al seguir una dieta muy restringida en calorías. Además, la BDA advierte de que ningún alimento, ninguno, tiene la propiedad de «quemar» la grasa, por lo que esta dieta se fundamenta en un mito.
4. Dieta de los potitos (Baby food diet). Esta dieta consiste en alimentarse cada día con 14 potitos de bebés de distinta naturaleza (frutas, cremas de cereales, purés de verduras…) y realizar solo una comida sólida al día, a la hora de la cena, que consista en carne magra y verduras.
El veredicto de la BDA es claro y escueto: es una dieta baja en calorías, por lo que se pierde peso, ya que el contenido en Kilocalorías, azúcares, grasas y proteínas de los potitos infantiles está regulado. La asociación de dietistas señala que el hecho de masticar los alimentos (en lugar de tomarlos en puré) se asocia a una mayor sensación de plenitud y saciedad, por lo que propone comer el alimento en trozo en lugar del potito, como alternativa más saludable para el equilibrio físico y emocional.
5. Método Dukan. Es un plan de dieta distribuido en cuatro fases, que comienza con una dieta hiperproteica, parte a la cual se le atribuye el efecto inicial de mayor pérdida.
El veredicto de la BDA: es un método poco serio, dado que no está respaldado por resultados científicos sólidos. Eliminar algún grupo de alimentos no es aconsejable. Esta dieta es tan confusa, que muchos seguidores podrían equivocarse y seguir un enfoque de dieta-proteína, similar a la dieta de Atkins, con los peligros asociados reconocidos.
Ante esta realidad, el método más seguro para perder peso es ser consciente de los errores alimentarios que se comenten y plantearse el firme propósito de comer bien: identificar el origen del exceso de azúcares, seguir una dieta libre de grasas trans, comer menos proteína animal, tomar menos sal y menos café.
Imagen: Gideon
Existen multitud de dietas y sistemas de adelgazamiento que no están basados en criterios o conocimientos científicos. Así lo advierte la AESAN en su página web, donde informa de los riesgos y peligros asociados al seguimiento de dietas milagro. Continúa con la notificación de que algunas de ellas pueden ayudar a reducir el peso corporal, pero a costa de otros efectos graves como deshidratación, desnutrición o carencia de vitaminas y minerales. Ante esta situación preocupante, la AESAN ha diseñado dos test que, bajo el título ¿Estás intentando adelgazar?, verifican si la dieta que se sigue es adecuada o puede poner en riesgo la salud.
Los dos cuestionarios evalúan por medio de preguntas cortas y sencillas aspectos relativos al ritmo de pérdida de peso y sensaciones físicas y de estado de ánimo, así como a las características de la dieta en cuanto a tipo de alimentos aconsejados y/o desaconsejados, cantidades, etc.
1. ¿Pierdes dos o más kilos a la semana?
2. ¿Notas que tus músculos han perdido volumen, tono y fuerza?
3. ¿Te sientes excesivamente cansado/a?
4. ¿Te sientes irritable y experimentas la necesidad de comer compulsivamente con alguna frecuencia?
5. ¿Te despiertas por la noche a comer o te cuesta conciliar el sueño por apetito?
6. ¿Estás experimentando una excesiva caída de pelo aproximadamente un mes después de haber iniciado la dieta?
7. ¿Estás notando una fragilidad en las uñas, aparición de grietas en las comisuras de los labios o algún otro trastorno de las uñas o la piel, de forma excesiva y relacionada en el tiempo con la dieta?
8. Multiplica tu peso actual en kilos por 18. ¿Las calorías de tu dieta son inferiores al resultado de dicha operación?
9. ¿Has sentido mareos, lipotimia (bajada brusca de la tensión arterial), o palpitaciones mientras estás realizando la dieta?
Las siguientes cuestiones se incluyen en el segundo test y pretenden ahondar en las sensaciones físicas que se asocian a una dieta estricta y a sus peculiaridades:
1. ¿Le han suprimido algún grupo de alimentos?
2. ¿Le han restringido de forma drástica el pan, las pastas, las legumbres, el arroz o todos los alimentos llamados hidrocarbonados, feculentos o farináceos?
3. ¿Su plan de dieta se basa fundamentalmente en un alimento o grupo de alimentos?
4. ¿Su plan de dieta contiene una cantidad ilimitada de alimentos grasos, aquellos que supuestamente le han prohibido siempre en otras dietas de adelgazamiento?
4. ¿Por las mañanas siente náuseas, inapetencia y mucha sed (estos síntomas pueden ser debidos a la excesiva grasa o al excesivo aporte de proteínas)?
6. ¿Le obligan a “no mezclar” grupos de alimentos en la misma comida (lo que se conoce como “disociar”)?
7. ¿Siente con frecuencia necesidad imperiosa de tomar algún dulce?
8. ¿Ha perdido fuerza y/o volumen muscular?
9. ¿Su aliento huele a acetona, especialmente por las mañanas?