Cualquier momento del día es bueno para hacer un alto en el camino y entrar en un restaurante de San Petersburgo, ya que sus cocinas están abiertas durante todo el día. Un «blini» (crepe) con mermelada, queso, jamón dulce o fresas, puede ser un buen acompañante para dar una vuelta por las calles de la ciudad o pasear en barco por el río Neva.
El encanto de los «bistros»
Para el visitante no resulta difícil encontrar estos curiosos locales ya que están repartidos por prácticamente todas las calles de San Petersburgo. En ellos se pueden degustar casi los mismos platos presentes en las cartas de los restaurantes más caros de la ciudad, con la diferencia de que el ambiente en estos locales es mucho más distendido. Si se quiere comer en un «bistro», no hay más que acercarse a la barra, pedir, pagar y esperar a que lo sirvan en la mesa.
Se puede empezar por una de las sopas más famosas de su gastronomía, la sopa «borsch», preparada con remolacha, patata, col y carne, o con una de las más originales. Su nombre es «Seliodka vaina shuboy», que quiere decir «arenque bajo el abrigo». Sus ingredientes son algo más sencillos que su nombre, pues está compuesta de arenque, patata, zanahoria, remolacha, huevo y mayonesa.
Para continuar, el «pelmeni» es una buena opción. Este plato de pasta similar a los raviolis, se sirve acompañado de una de las salsas más famosas de la gastronomía rusa, la salsa «smetana», de sabor agrio y elaborada con nata líquida, yogur y zumo de limón.
Si se desea continuar con un plato contundente y representativo de esta ciudad, el «golubzí» o el «pirozhki» serán una buena elección. El primero es un original plato en el que las hojas de col se rellenan con carne y arroz. El nombre del segundo esconde una empanadilla rellena de muy diversos ingredientes. Su puede elegir un «pirozhki» de col, carne, pescado, o incluso de requesón con albaricoques.
Si el bolsillo lo permite, no está de más disfrutar de una comida o cena en uno de los restaurantes de lujo de la ciudad, ya que la exquisitez del servicio y la decoración de sus interiores merecen una visita.
Galletas y té
Los «blinis» dulces rellenos de frutas o mermelada, pueden tomarse perfectamente a la hora del postre, aunque nada como unos «chvorost», similares a unas rosquillas o galletas fritas, para acompañar a una taza de té negro, la bebida con la que es típico poner punto final a una comida o cena en esta ciudad.
Si además se desean probar otros postres, es fácil acertar con un «hachapouri», una masa caliente rellena de queso picante y mantequilla, o con un «pryaniki», un jarabe elaborado con azúcar y miel al que se le añaden ingredientes tan sorprendentes como cardamomo (una planta con frutos muy aromáticos y algo picantes), clavo y almendras. Esta mezcla se amasa, se hornea y se sirve junto a un denso jarabe al que se le añade chocolate. Un postre realmente dulce, perfecto para los paladares más golosos.
El té, normalmente negro, además de servirse con el postre, es una bebida que se toma a cualquier hora del día por lo que no es necesario esperar hasta la sobremesa para disfrutar de su intenso sabor. Éste se sirve bien caliente con azúcar y limón.
Para quien prefiera una bebida más refrescante, la cerveza puede ser una buena elección, sobretodo si se pide una «Báltika», ya que por algo es la más popular en San Petersburgo.
Buen viaje y «Zhelayu priyatno provesti vremya!» (¡Que te lo pases bien!)