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El poder endulzante de los edulcorantes autorizados
Como detalla la Fundación Vasca para la Seguridad Agroalimentaria (Elika), el poder endulzante (o poder edulcorante) es un valor relativo que mide la capacidad de una sustancia de provocar sabor dulce en relación al dulzor de una solución de sacarosa en condiciones normalizadas y a la que se le atribuye el valor 100.
El poder endulzante (veces más dulce que el azúcar) de cada edulcorante es el siguiente:
👉 Polialcoholes (polioles)
- Jarabe de poliglicitol: 0,2-0,5
- Lactilol: 0,35-0,45
- Isomaltosa: 0,45-0,65
- Manitol: 0,5-0,72
- Maltitol: 0,5-0,90
- Sorbitol: 0,5-1
- Eritritol: 0,6-0,8
- Xilitol: 1
👉 Edulcorantes intensos
- Ciclamato: 30-50
- Acesulfamo k: 200
- Aspartamo: 200
- Gucósidos de esteviol: 200-300
- Sacarina: 300-500
- Sal aspartamo-acesulfamo: 350
- Sucralosa: 600-650
- Neohesperidina DC: 1.000-1.800
- Taumatina: 2.000-3.000
- Neotamo: 7.000-13.000
- Advantamo: 37.000
¿Los edulcorantes afectan a la microbiota del intestino?
En los últimos años, varios estudios han alertado sobre el impacto negativo de los edulcorantes en la microbiota intestinal. Un trabajo basado en un modelo con ratones publicado en Nature, a cargo de un instituto independiente británico, sugería que la sucralosa podría afectar negativamente al microbioma, reduciendo la eficacia de las células T, responsables de proteger el cuerpo de las infecciones.
Otro estudio publicado en Cell sugería efectos negativos de la sacarina sobre la microbiota que podrían alterar los niveles de azúcar en sangre. “El número de participantes en el estudio es escaso y se utilizan dosis desorbitadas de edulcorante: 180 mg de sacarina al día durante dos semanas es equivalente a tomar 50 comprimidos o 18 sobres de sacarina cada día. No conozco a nadie que tome tales cantidades. En el caso de la sucralosa, la intervención supondría ingerir 20 comprimidos al día. Nadie lo hace”, explicaba Francisco Guarner, director de la Unidad de Investigación del Sistema Digestivo en el Hospital Universitario Vall d’Hebron de Barcelona en Science Media Centre España.
“Solo una conclusión aceptable, que además es importante: el hecho de que una sustancia no sea absorbible y que, por tanto, no pase a la sangre, no significa que sea inerte. La sustancia influye sobre la microbiota del intestino grueso y puede inducir cambios negativos o positivos”, concluía.