Las autoridades estadounidenses están intentando tranquilizar a la población ante la confirmación del segundo caso del mal de las «vacas locas» o Encefalopatía Espongiforme Bovina (EEB) en el país y han asegurado que no hay peligro para la salud de los consumidores. «No existe ningún peligro para los seres humanos por cuanto el animal nunca entró en la cadena alimentaria», indicó el secretario de Agricultura, Mike Johanns.
El ejemplar afectado nació antes de que el Gobierno estadounidense estableciera en 1997 una serie de salvaguardas que prohíben el uso de forraje que contenga restos de carne o huesos de otro animal.
Los técnicos del Departamento de Agricultura realizaron diversos análisis después de que se advirtiera que la vaca afectada no se podía sostener en pie. El análisis inicial dio un resultado incierto y una segunda prueba resultó negativa, pero el último examen, realizado esta semana en un laboratorio especializado de Weybridge, en el Reino Unido, fue positivo.
Este caso de la enfermedad será un duro golpe para los esfuerzos que realiza dicho departamento por relanzar la exportación estadounidense de carne de vacuno, que hasta 2003 ascendía a 2.500 millones de dólares al año.
El primer caso del mal de las «vacas locas» en EE.UU. fue detectado hace dos años en una res procedente de Canadá, tras lo cual el Ejecutivo del país incrementó los controles sanitarios de las reses en los mataderos.