Existe la creencia popular de que el agua «engorda» si se toma durante las comidas. El hecho de tomar líquidos (agua u otras bebidas), antes, durante o después de las comidas nada tiene que ver con que estos alimentos tengan capacidad de engordar más o menos. Lo que ocurre es que se diluyen los jugos gástricos y, consecuencia de ello, la digestión se hace más lenta. Esta es la razón por la cual quienes padecen digestiones difíciles o pesadas conviene que omitan cualquier tipo de bebida durante o justo después de las comidas. Sin embargo, para quienes no sufren ningún trastorno digestivo no existe una explicación dietética que justifique que no se pueda ingerir líquidos en esas situaciones.
A medida que se acercan los días calurosos hemos de tener en cuenta de mantener suficientemente hidratado a nuestro cuerpo, ya que las pérdidas, sobre todo por sudor suelen ser importantes. No hay que olvidar que cuando se bebe suficiente líquido, se obtienen numerosos beneficios para la salud.