Los chocolates y los solubles de cacao son alimentos que generalmente se incluyen en desayunos y meriendas y que constituyen un aporte energético extra, por ejemplo en la práctica deportiva u otras actividades físicas intensas.
El chocolate y los derivados del cacao son ricos en grasas, hidratos de carbono y proteínas, nutrientes que aportan energía al organismo. Las grasas proceden de la manteca de cacao, que contiene una gran proporción de ácido esteárico, un ácido graso saturado que, a diferencia de otros ácidos grasos, no aumenta el nivel de colesterol en la sangre. Son buena fuente de vitaminas (tiamina o B1 y ácido fólico) y de elementos minerales como el potasio, fósforo y magnesio. Si el chocolate es con leche, o el cacao se disuelve en la leche, el aporte de calcio se incrementa notablemente.
También aportan otras sustancias como la teobromina, que aún siendo de la misma familia que la cafeína, tiene un poder estimulante poco significativo, y compuestos fenólicos tipo catequina, epicatequina y flavonoles como la quercetina. Dichos compuestos contribuyen a evitar la oxidación del colesterol en sangre y han sido relacionados con la prevención de trastornos cardiovasculares y la estimulacion de las defensas del organismo.