Su contenido de hidratos de carbono y proteínas es bajo. El componente menos abundante en su carne es el agua, destacando su aporte de grasas (33,5%), principalmente saturadas (88,6% del total) que lo convierten en un fruto muy calórico. El consumo «excesivo» de alimentos ricos en grasas saturadas provoca un aumento de los niveles de colesterol en sangre. Sin embargo, el coco es una fruta que, en nuestro país, se consume en cantidades muy pequeñas y contadas ocasiones, por lo que su consumo no plantea ningún inconveniente para la salud, es más, enriquece nuestra alimentación en sustancias nutritivas. Además, es muy rico en sales minerales que participan en la mineralización de los huesos (magnesio, fósforo, calcio) y en cuanto a otras sustancias beneficiosas que aporta, destaca su contenido de fibra.