El mayor consumo de bebidas azucaradas e isotónicas o refrescos con sabores de frutas puede haber favorecido el desarrollo de nuevos casos de diabetes y enfermedades cardiovasculares en Estados Unidos durante la última década, según han afirmado investigadores de la Universidad de California en San Francisco (Estados Unidos) en el marco de un encuentro sobre epidemiología y prevención cardiovascular de la Asociación Americana del Corazón. Este tipo de productos contienen entre 120 y 200 calorías, por lo que se cree en su influencia en el aumento de los casos de obesidad registrados en los últimos años en Estados Unidos.
El incremento en el consumo de bebidas azucaradas entre los años 1990 y 2000 favoreció el desarrollo de 130.000 nuevos casos de diabetes, 14.000 nuevos casos de cardiopatía isquémica y 50.000 años de vida adicionales con una enfermedad coronaria. Estas conclusiones parten de los resultados de un modelo de simulación creado a partir de grandes estudios epidemiológicos realizados en Estados Unidos, como el estudio Framingham del Corazón, un estudio sobre Salud y Enfermería y la Encuesta Nacional de Examen de Salud y Nutrición (NHANES).
También han estimado que este incremento de enfermedades cardiovasculares ha provocado un gasto sanitario de entre 300 y 550 millones de dólares (de 220 a 400 millones de euros), una cifra que incluso puede «subestimar los verdaderos costes» ya que «no tiene en cuenta el aumento de los gastos asociados con el tratamiento y el cuidado de los pacientes con diabetes. Además, en la década estudiada se pueden haber producido al menos 6.000 muertes y se han perdido unos 21.000 años de vida por el aumento de las bebidas azucaradas.
La Asociación Americana del Corazón recomienda un límite máximo de calorías procedente de azúcares añadidos, que para las mujeres no debería ser de más de 100 calorías por media jornada y para los hombres un máximo de 150 calorías diarias. Los científicos que han desarrollado este trabajo estudian ahora el impacto de los diversos enfoques para reducir el consumo de bebidas azucaradas, con el objetivo de que «el público en general se conciencie de los efectos adversos para la salud del consumo de estas bebidas», explicó Litsa Lambrakos, autora del estudio.