El consumo de carne de conejo puede resultar de gran ayuda para mantener y reducir el índice de masa corporal (IMC) con dietas hipocalóricas, así como para controlar los niveles de ácido úrico y la hipertensión. Así lo afirma el catedrático de Bioquímica y presidente de la Sociedad Española de Dietética y Ciencias de la Alimentación (SEDCA), el doctor Antonio Villarino, que ha realizado el estudio «Los efectos de la carne de conejo en la dieta de mujeres de más de 40 años sobre el IMC, el perfil lipídico y los hábitos alimentarios».
El grupo de mujeres participantes en este estudio introdujo durante ocho semanas en su dieta una ración de conejo dos veces por semana, sin modificar el resto de sus hábitos alimentarios, «que incluían una dieta con niveles altos de grasa», explicó el doctor. Al finalizar la investigación, «gran parte de ellas comenzaron a perder peso y se observó una tendencia a la reducción de los valores del IMC», señaló Villarino. Además, todas las pacientes con hipercolesterolemia lograron un descenso del colesterol de cerca del 5%, así como una bajada del nivel del ácido úrico en sangre.
Estos resultados se pueden deber a que la carne de conejo tiene «un nivel calórico mucho menor que otros mamíferos terrestres y semejante al de las aves y caprinos», aseguró el catedrático. Además, «el nivel de grasas en estos animales una vez cocinados se encuentra alrededor del 2% y cuenta con una buena relación proteínas grasas», destacó.
Villarino también señaló que al ser una carne muy baja en sodio, su consumo también se puede recomendar para personas con hipertensión. Además, destacó que al contener poco colágeno, resulta una comida de fácil digestabilidad, por lo que es aconsejable para niños y personas mayores.