Ingerir al menos cuatro vasos diarios de leche desnatada podría reducir el riesgo de infarto, según un estudio presentado en la Conferencia Anual de Prevención y Epidemiología Cardiovascular. Aunque no todos los productos lácteos comportan este efecto cardioprotector, y los lácteos ricos en grasas incrementan de hecho el colesterol malo (LDL). Los productos beneficiosos son aquellos que tienen un contenido en grasa inferior al 2 por ciento.
Una explicación de estos efectos podría ser que las personas que toman leche suelen también beber menos refrescos y otras bebidas ricas en azúcar. Más relevante aun es el hecho de que el consumo de lácteos parezca reducir el riesgo de desarrollar resistencia a la insulina, un importante factor de riesgo cardiaco.