Un trabajo dirigido por «The Tisch Cancer Institute» de la Escuela de Medicina del Monte Sinai en Nueva York (Estados Unidos), publicado en la revista «Journal of the National Cancer Institute», asegura que el efecto protector de frutas y verduras frente al cáncer podría ser más modesto que el considerado hasta ahora. El análisis de los datos dietéticos de más de 400.000 hombres y mujeres muestra una débil asociación entre el consumo elevado de frutas y vegetales y el menor riesgo global de desarrollar la enfermedad.
La Asociación Mundial de la Salud recomendó en 1990 comer cinco raciones de fruta y vegetales al día para prevenir el cáncer y otras enfermedades. A pesar de ello, se han realizado muchas investigaciones desde entonces que no han podido confirmar una asociación definitiva entre consumo de frutas y vegetales y riesgo de cáncer, apuntan.
Dirigidos por Paolo Boffetta, los científicos analizaron datos del estudio EPIC (Investigación Propectiva Europea sobre Cáncer y Nutrición) correspondientes a 142.6605 hombres y 335.873 mujeres, entre 1992 y 2000. Los participantes procedían de 23 centros de 10 países europeos: España, Dinamarca, Francia, Alemania, Grecia, Italia, Países Bajos, Noruega, Suecia y Reino Unido. Los investigadores obtuvieron información detallada sobre sus hábitos dietéticos y su estilo de vida. Tras una media de seguimiento de 8,7 años, más de 30.000 participantes fueron diagnosticados con cáncer.
El equipo científico descubrió una pequeña asociación inversa entre el consumo elevado de frutas y vegetales y el menor riesgo de cáncer global. El consumo de vegetales también proporcionó un beneficio modesto pero se restringió a las mujeres. Las personas que bebían más alcohol y que comían muchas frutas y vegetales tenían en alguna medida un menor riesgo, pero sólo en los cánceres causados por el tabaquismo y el alcohol.
Los investigadores advierten sobre los peligros de atribuir cualquier reducción del riesgo a la dieta y concluyen que cualquier efecto protector del cáncer de estos alimentos es modesto en el mejor de los casos. Apuntan que en esta población un consumo más elevado de frutas y vegetales se asoció también con otras variables del estilo de vida como un menor consumo de alcohol, no haber fumado nunca, menos duración del tabaquismo y mayor nivel de actividad física, lo que podría haber contribuido a un menor riesgo de cáncer.