El maní o cacahuete

Se cree originario de las regiones tropicales de América del Sur, donde algunas especies crecen de modo silvestre. Su cultivo se viene realizando desde épocas remotas, así los pueblos indígenas lo cultivaron tal y como queda reflejado en los descubrimientos arqueológicos realizados en Pachacamac y otras regiones del Perú. Allí se hallaron representaciones del maní en piezas de alfarería y vasijas. Pero fueron los conquistadores portugueses y españoles quienes introdujeron el maní en África y Europa. En África se difundió con rapidez, siendo esta legumbre un alimento básico de la dieta en numerosos países, razón por la que algunos autores sitúan el origen del maní en este continente.

La palabra maní, muy empleada en Argentina, proviene del guaraní «manduví», mientras que el nombre cacahuete o cacahuate (usado en México) se originó en el azteca «cacahuatl». El viejo nombre inglés «ground-nut» o el francés «pistache de terre» provienen del curioso comportamiento de esta planta, único entre las leguminosas que crece bajo la tierra donde se forma el fruto, una vaina redondeada con 1 a 5 semillas. Hoy en día, los principales países de cultivo son China e India, donde se utiliza sobre todo como materia prima para la producción de aceite de cacahuete.

Aunque parezca mentira y así esté aceptado socialmente, el cacahuete o maní no es un fruto seco, sino una planta leguminosa cuyo fruto crece debajo de la tierra. Su cosecha es anual y su grano es oleaginoso.

La planta del cacahuete necesita entre 500 y 600 milímetros de lluvia. Si llueve más que esa cantidad o se encuentra permanentemente húmedo, hay que utilizar agentes químicos, como pesticidas para combatir las enfermedades de las hojas, como hongos o insectos. Ahora bien, si se cultivan en terrenos secos, como suele ser el caso, entonces es necesario regar la planta, unos 2800 litros de agua por kilo de cacahuetes. 

Aunque no hay ninguna duda que desde un punto de vista botánico el cacahuete o maní es una leguminosa, los expertos aseguran que desde un punto de vista nutricional pertenece a los frutos secos.

No obstante, conviene advertir que son muchas las personas alérgicas al cacahuete, por eso ante la duda conviene hacerse unas pruebas con el alergólogo; asimismo, es importante controlar su consumo en perros, ya que tanto los cacahuetes como las nueces pueden resultar peligrosas.

El uso de los cacahuetes no es solo el alimentario, una parte de su producción se destina para otros usos. Estos son algunos de productos que se obtienen cuando se procesa el cacahuete:

• Elaboración de mantequilla de cacahuete y crocantis
• Comercialización de aperitivos salados
• Creación de aceites y productos de confitería
• Desarrollo de snaks tostados con cáscara salados, fritos y hervidos.
• Harina de cacahuete como alternativa para personas celiacas y veganas.

Entre los diferentes platos que se pueden elaborar con cacahuetes se hallan los siguientes:

• Pesto de cacahuetes. Esta es una receta muy fácil que se hace en 15 minutos y solo requiere de unas hojas de albahaca fresca, cacahuetes fritos pelados y salados, un ajo pequeño, aceite de oliva, queso parmesano y sal. Es una salsa muy sabrosa para acompañar pastas y verduras.
• Ensaladas. Se puede tomar entero el cacahuete en la ensalada o utilizar un mortero y machacarlo para engordar el aliño. Destaca la ensalada de lechuga con champiñones y bacon salteados con vinagreta de cacahuete.
• Judías verdes con vinagreta de cacahuetes. Junto con el aceite de oliva, el vinagre, la cucharada de mostaza y la sal se añaden los cacahuetes. El sabor de las judías cambia totalmente adquiriendo un toque crujiente y salado.
• Tartas variadas y bizcochos con salsa de cacahuete. En este caso, se utiliza la salsa de cacahuete que se comercializa en diferentes establecimientos, teniendo en cuenta que no se puede abusar de ella. Se usa para los rellenos y también como cobertura.