Cocinar a la plancha es una técnica culinaria en la que el alimento se cuece parcial o totalmente sobre una fuente directa de calor, ya sea una plancha eléctrica o de gas o una sartén antiadherente. Esta técnica no requiere incorporar apenas grasa o aceite, por lo que es muy adecuada para la confección de platos bajos en calorías y pobres en grasas.
Pasos para obtener resultados óptimos
Limpiar la superficie de cocciónEn primer lugar conviene limpiar perfectamente la superficie sobre la que se va a cocinar. De esta manera se eliminan posibles restos sólidos de otras cocciones y se evita que los alimentos se contagien de otros sabores.
Regular la intensidad del fuego
Hay que regular la intensidad del fuego según el volumen y la naturaleza del alimento. Para piezas poco gruesas y de tamaño pequeño, como filetes de carne y de pescado o pechugas de ave cortadas finas, conviene poner la plancha a una temperatura muy fuerte para que se cocinen rápidamente. Por el contrario, para piezas gruesas como solomillos de vacuno, chuletones o troncos de pescado, la temperatura de inicio deberá ser moderada. Posteriormente conviene reducir la temperatura para que el calor penetre en el interior del alimento sin que se queme la superficie.
La cocina a la plancha no incorpora apenas grasa o aceite, por lo que es muy adecuada para elaborar platos bajos en calorías
Untar el alimento con un poco de aceiteEl alimento en crudo se puede untar con un poco de aceite, pero no conviene añadir grasa a la superficie de cocción. El aceite facilita que se forme una corteza o costra superficial en el alimento que evita la salida de jugos, por lo que nos quedará más sabroso.
Evitar cortar o pinchar la piezaUna vez cocinada una de las caras del alimento, hay que darle la vuelta con la ayuda de una espátula, sin pincharlo ni cortarlo, para evitar que se escapen los jugos y que quede demasiado seco.
La sal, mejor al finalEn la elaboración de carnes rojas conviene añadir la sal después de darles la vuelta, ya que haciéndolo tras la formación de la costra se evita la pérdida de jugos.
Un punto y final en el horno para las piezas más grandesPara conseguir una penetración gradual del calor en las piezas más grandes se aconseja acabar la cocción en el horno. La temperatura adecuada en estos casos es de entre 180º C y 200º C.