El pan precocido supone ya el 20% del consumo de este alimento básico en España, según el presidente de la Unión Internacional de Panadería, el español Emilio Madrid, quien considera que la aparición de este tipo de pan «es una auténtica revolución para el sector».
«Con una inversión relativamente pequeña, que puede oscilar entre 18.000 y 25.000 euros, las empresas no tienen que trabajar de noche y pueden controlar mejor la calidad del producto mediante el control de la fermentación», señaló Madrid.
Negó de forma tajante, como algunos apuntan, que los panes precocidos pierdan calidad o cualidades organolépticas frente a los tradicionales, y apuntó que un estudio del Instituto de Investigación Agroalimentaria de Valencia dejó claro que este tipo de pan «es tan bueno o mejor que el tradicional».
Según los datos del sector, España consume una media de 60 kilos de pan por persona y año, incluidos precocidos y molde, lo que supone una facturación superior a 5.000 millones de euros, muy inferior a las de Francia o Alemania, que aparte de tener el pan un 15% más caro, consumen en torno a 80 kilos de media.
Por último, Madrid recordó que el pan es, junto al vino y el aceite de oliva, uno de los tres pilares de la dieta mediterránea, «tan apreciada internacionalmente», que contrasta con la dieta «Atkins», popular en EE.UU., «y que deja graves carencias en el hígado por la falta de hidratos de carbono y sales minerales».