El polen es un polvo muy fino producido por los órganos masculinos de las flores y encargado de fecundar las células reproductoras femeninas. Resulta interesante su aplicación en dietética debido a su composición: proteínas, vitaminas (grupo B, C, provitamina A), sales minerales, oligoelementos, enzimas y otras sustancias.
Los componentes del polen son fácilmente asimilables por nuestro organismo, por lo que se aprovechan al máximo sus propiedades. Está especialmente indicado en casos de anemia, ya que aumenta la producción de glóbulos rojos. También actúa como regulador intestinal, mejorando la digestión de los alimentos, logrando así, que nuestro cuerpo asimile y aproveche mucho mejor los alimentos que ingiere.
Se debe conservar en un lugar fresco y seco, puesto que la humedad provoca la formación de mohos. Se puede tomar de 1 a 3 cucharadas de postre al día con zumos, leche, yogures o a solas. Es aconsejable tomarlo en ayunas.
Es frecuente su envasado en botes de 220, 440 y 800 g, generalmente; oscilando el precio entre los 4 y los 9 euros, dependiendo, lógicamente del contenido.