Suecia se puede decir que es un país de contrastes, empezando con los geográficos: cuenta con una gran extensión de territorio que le hace ser considerado como el tercer país más grande de Europa occidental, con sus 450.000 km², en los que se encuentran dispersos sus cerca de 90.000 lagos y donde más de la mitad del país está ocupado por bosques y montañas. El dato curioso es que en Suecia apenas viven 9 millones de habitantes, de los cuáles, casi el 90 por ciento habita la mitad sureste del país, rodeando a su capital, Estocolmo y sus principales ciudades. El viajero que busca cultura, música, diseño y moda en Suecia, encuentra su sitio recorriendo Estocolmo, Gotemburgo y Malmoe, mientras que el amante de la naturaleza llega a Suecia para perderse en una cabaña en el bosque y disfrutar de la pesca en sus lagos y ríos y recorrer a pie o en bici sus bosques y montañas.
Conocer Suecia es conocer no sólo sus paisajes y sus gentes, sino también su gastronomía. Sus numerosos lagos y sus grandes extensiones de bosque explican que tanto el pescado como la carne sean la base de las recetas más tradicionales.
¿Carne o pescado?
La gran cantidad de lagos y sus miles de kilómetros de costa bañados por el mar Báltico es la razón por la que los pescados -salmón, anguila, arenque- y los mariscos -gambas, mejillones, ostras y caviar-, sean alimentos e ingredientes esenciales en la gastronomía típica sueca. Se puede decir que en Suecia, sus habitantes adoran el pescado, y sobre todo acompañado de salsas diversas. Por eso, cualquiera que visita este país no puede volverse sin haber probado algún plato de pescado, y en particular, el salmón, ahumado o Gravad lax o en alguna de sus muchas presentaciones -marinado, con salsas diversas…-. En sus miles de kilómetros cuadrados de bosques se esconden animales salvajes como ciervos, renos y alces que se cazan para ser degustados en las mesas tanto de hogares como de restaurantes. Incluso si uno viaja a las regiones más norteñas del país, tal vez tenga la oportunidad de probar el Björnstek, el oso asado, algo totalmente atípico en la mayoría de países occidentales.
En Suecia es costumbre preparar la carne y el pescado de formas vistosas y gustosas, donde las cocciones prolongadas y la fritura destacan sobre otras preparaciones culinarias. Un ejemplo de plato elaborado es el tradicional estofado con patatas y cebolletas o Sjömansbiff, ideal para los entusiastas de la carne. Con frecuencia, tanto la carne como el pescado se acompañan de elaboradas salsas, que hacen las delicias de cualquier plato, como es el caso del Köttbullar o albóndigas suecas, tal vez el plato más conocido de la cocina sueca. Se trata de una especie de albóndigas de carne de vaca cubiertas con salsa de nata y servidas con mermelada de arándanos.
Las guarniciones vegetales a base de hortalizas y verduras frescas escasean en este país dadas las duras condiciones climáticas, los largos inviernos. Frío y lluvia son la razón por la que sean muy comunes en la gastronomía sueca las hortalizas típicas de invierno en nuestro país como las coles, los puerros, las patatas y las raíces, como nabos, remolacha y zanahoria. Para alargar la conservación del repollo y otras coles, éstas verduras se conservan en vinagre, en forma de sauerkraut (chucrut) o en salsa de arándano rojo, y sirven de guarnición perfecta, y como fuente interesante de vitamina C, dada la menor variedad de frutas y verduras frescas de temporada.
Smörgasbord, el plato nacional sueco
Con este nombre difícil de pronunciar llaman en Suecia a un buffet muy variado que reúne todas las especialidades de la comida del país. Se trata de variedad de platos de carne y de pescado, fríos y calientes, entre los que no falta el arenque, el salmón y la anguila y mariscos como las gambas, los mejillones, e incluso ostras y caviar, en los restaurantes más selectos. El cerdo, en forma de jamón, salchichas o paté, el rosbif de ternera y las albóndigas suecas o Köttbullar, son la representación de los típicos platos de carne que componen este buffet. Y según la época del año, las guarniciones vegetales que lo acompañan varían entre lechuga, tomate, remolacha, setas, puerros, guisantes… Tampoco suelen faltar como acompañantes el puré de patata y las lingonberries, bayas típicas de los bosques suecos. Aunque si se quiere comer más liviano, siempre está la posibilidad de recurrir a los pannkakor, una especie de masa fina parecida a los crepes con distintos rellenos, carnes, vegetales…
Suecia, famosa por su café
El katte, así se dice café en sueco, es la bebida más consumida; no en vano a Suecia se le reconoce por su excelente café. Y si uno quiere probar alguna bebida alcohólica autóctona, como una cerveza o un aguardiente -es muy típico servido con helado-, tiene que tener en cuenta dos cosas: las bebidas alcohólicas son muy caras y no ha de confundirse y pedirlas en los «bares». Así es como llaman en Suecia a las cafeterías, y en estos establecimientos no sirven bebidas alcohólicas.
La noche de San Juan, en Suecia
Son muchos los lugares del mundo que celebran la noche de San Juan, la noche mágica del solsticio de verano. Y Suecia es uno de ellos, y sucede que el sol no se pone en las comarcas más septentrionales del país. En esta noche tan especial, los hogares se decoran con guirnaldas de flores y se celebra con bailes al compás de melodías folclóricas.