Si algo se ha puesto a prueba en estos meses es nuestra capacidad de adaptarnos a los cambios y, para muchos, la solución ha pasado por dejar en manos de otro la tarea de comprar, cocinar y almacenar la comida. Las webs de envío de menús a domicilio han supuesto para muchos, una solución. Pero ¿se puede comer saludable y seguro a través de estos servicios de catering? Analizamos los principales aspectos que ofrecen estas plataformas y te contamos en qué debes fijarte para elegir bien.
Tiempo y edad: dos factores decisivos para contratar un servicio de catering
Los servicios de envío de menús diarios a domicilio ya formaban parte de la vida de muchas personas. De hecho, 6 de cada 10 ya comían fuera de casa y, según varios estudios, algunas de ellas de catering. Ahora se han sumado nuevos factores que influyen en la decisión de optar por este tipo de alimentación. Estas empresas suponen una solución para aquellas personas que, por su ritmo de trabajo, no tienen tiempo (o ganas) de ser creativos en la cocina y encuentran en este tipo de servicios una opción rápida.
Al ser consultadas, varias de estas empresas afirman que su perfil medio de cliente es de trabajadores de entre 35 y 45 años, aunque esta tendencia está cambiando debido a la pandemia y a las nuevas rutinas que acarrea. Algunas compañías, además, hacen guiños a unos sectores concretos de la población, como Mediterránea de Guisos, que, desde su propio nombre –“guisos” suena a tradición, a cuchara–, ya nos da una idea de su público objetivo: los adultos mayores.
Este servicio puede ser interesante para esa población mayor porque, pese a que cuentan con más tiempo, también pueden tener dificultades a la hora de cocinar debido a los achaques de la edad. Además, a causa de sus patologías, pueden precisar un control más estricto de la dieta y su composición y esto se puede lograr a través de este tipo de ofertas. Sabemos que la malnutrición es uno de los problemas en este grupo de población y, aunque los factores son múltiples, uno de ellos es la pérdida de apetito y la disminución del sentido del gusto. A través de platos atractivos y saludables podemos luchar contra este problema.
Táper a domicilio ¿puntual o frecuente? En qué debes fijarte
Al elegir debemos pensar si lo que buscamos es un servicio puntual o algo continuado. En el caso de que vayamos a buscar un simple consumo esporádico, debemos fijarnos en factores como las condiciones de envío (pedido mínimo, antelación necesaria…) y lo atractivo de su oferta.
En cambio, si estamos pensando en hacer un consumo regular, debemos fijarnos en otros factores:
- El precio.
- Cada cuánto se renueva la carta (JB Food, por ejemplo, cambia semanalmente sus 30 platos, y otros son más inmovilistas).
- Si hay una cantidad suficiente de platos saludables para poder llevar una dieta equilibrada (variedad en las fuentes de proteína, presencia de verduras tanto en guarnición como de plato principal…).
Menús a domicilio: cómo saber cuál es saludable
La información que nos interesa para valorar si son platos saludables o no se encuentra en el listado de ingredientes. Los primeros en aparecer serán los que más presencia tengan en el plato. Además, es interesante comprobar la cantidad de sal que se utiliza en las preparaciones. Esta deberá aparecer en la información nutricional. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), esta no debe superar los 5 gramos diarios (1,25/100 g).
El precio medio de cinco platos sueltos es de unos 28 euros. El de los menús variará en función de la cantidad de platos que contengan, y podemos elegir el que más se adecúe a nuestra situación, tanto en número de platos como en composición o posibles patologías (hipertensión, diabetes…).
En la actualidad, las principales causas de muerte evitables están relacionadas con los hábitos de vida. Según la OMS, el tipo de dolencia no transmisible predominante son las enfermedades cardiovasculares, en las que los hábitos de vida y la alimentación juegan un papel crucial. Concretamente se estima que unas 4,1 millones de muertes al año se deben a una ingesta excesiva de sodio. Sabemos que un consumo excesivo de productos ultraprocesados o platos preparados suele ir de la mano con una ingesta excesiva de este micronutriente. En ese sentido, una de las grandes dificultades al intentar cambiar nuestra dieta es la falta de costumbre y recursos gastronómicos al pensar platos saludables.
Por otro lado, este tipo de recetas tradicionales suelen requerir largas preparaciones (y más si no tenemos destreza en la cocina), por lo que una de las ventajas que estos servicios dicen ofrecer es mejorar nuestra dieta sin gran esfuerzo, ya que en muchos casos preparan ofertas especiales con —aseguran— “menús saludables”.
¿Es posible comer bien a partir de los menús que ofrecen estas empresas? Hay una herramienta infalible: gracias a la escuela de salud pública de Harvard, contamos con una guía que nos permite, de manera rápida, valorar si nuestra alimentación está siendo la adecuada. Piensa en tu comida de hoy: la mitad debe estar compuesta por frutas o verduras, preferiblemente frescas. De la otra mitad, un cuarto por cereales –preferiblemente integrales– y el cuarto restante por proteínas saludables (legumbres, carnes o pescados blancos, frutos secos…). El plato de Harvard nos ayuda también a saber si los menús que ofrecen estas empresas son saludables, ya que el hecho de que haya tantísimas opciones de configuraciones de menú puede resultar algo confuso.
Imagen: Harvard T.H. Chan
Y, hablando de elecciones, hay que tener mucho cuidado con las promesas infundadas. Alguna web asegura una “pérdida de peso” en uno de sus packs. Es el caso de No cocino más. No parece ético promover una pérdida de peso solo siguiendo una dieta no personalizada ni ajustada a las necesidades individuales.
Es muy común también hacer referencia al proceso casero, ya que es un reclamo bastante habitual y atractivo para el comprador comer como si lo hubiera preparado él en su casa. El peligro que hay detrás de estas etiquetas es caer en la quimiofobia, el rechazo a los aditivos o conservantes. Con ella se pretende atribuir a los alimentos que no los contienen una mayor salubridad o calidad. En cambio, debemos tener claro que el uso de estos aditivos esta regulado y su consumo es totalmente seguro. La calidad de un producto va a venir determinada por la de sus ingredientes principales, no por si utiliza aditivos o no.
¿Es segura la comida a domicilio?
Otra cuestión es la seguridad alimentaria. Tras el cocinado, estos alimentos se someten a un proceso de enfriamiento gracias a unos grandes abatidores de temperatura que permiten que se puedan refrigerar y transportar de forma muy eficiente y segura. Gracias a esta tecnología se consigue conservar platos que de otra forma no podríamos, como la pasta o el arroz. Dado que se trata de comida ya preparada, debemos ser muy escrupulosos con su conservación:
? Cada firma nos especificará los tiempos de conservación de sus platos (fecha de caducidad).
? Si prevemos que vamos a superar ese tiempo, tendremos que congelar.
- Es importante que hagamos una descongelación adecuada, pasando los alimentos del congelador al frigorífico para que sea progresiva.
- Por seguridad, tras descongelar un alimento se recomienda consumirlo rápido.
? Es necesario mantener intactos los envases en los que vienen los alimentos. Cualquier apertura puede acelerar el proceso de deterioro de los mismos y suponer la entrada de microorganismos patógenos. Como siempre, que sea sano dependerá de nuestras elecciones.