El bogavante es un crustáceo con una presencia muy característica. Tiene diez patas de las cuales el primer par posee en el extremo unas pinzas que encierran una carne muy tierna. Cada ejemplar mide entre 30 y 75 centímetros y puede llegar a pesar hasta dos kilos. Su cuerpo está protegido por un caparazón grueso y su abdomen presenta siete anillos. La carne es de color blanco, consistente y muy sabrosa. En el tórax contiene una parte cremosa llamada coral que también es muy apreciada.
Elegir la variedad más adecuada
Existen variedades diferentes de bogavante y por ello es adecuado conocerlas para poder diferenciar unas de otras. Son dos las especies que están más al alcance de los consumidores y se conocen como bogavante europeo y bogavante canadiense o americano.
El bogavante europeo es el más apreciado de los dos y se captura en las costas atlánticas, en Gran Bretaña y en Noruega. La manera de identificarlo es observar su color que es azul violáceo o a veces verdoso. En cambio el canadiense o americano es de color más rojizo y su tamaño es mayor. Se llama así porque se pesca en las costas orientales de América del Norte. Éste último tiene una carne menos sabrosa y fina que el europeo y por eso se vende a menor precio.
Fuente de nutrientes
Su composición nutritiva es muy similar a la langosta y su principal nutriente son las proteínas. Presenta un bajo contenido en grasas y esto hace que su valor calórico sea bajo. De la grasa que contiene el bogavante destaca el colesterol como en el resto de crustáceos. Esto no significa que aumente los niveles de colesterol en sangre porque el tipo de grasas que contiene es saludable -predominan las grasas insaturadas-, por lo que su consumo ayuda a mejorar el perfil lipídico. A esto hay que añadir que el bogavante es un alimento que se consume de forma ocasional y por tanto su valor nutritivo no va a tener tanta repercusión en el organismo como los alimentos que se toman a diario.
Destaca también su contenido en minerales como el potasio o el fósforo y entre las vitaminas más relevantes se encuentra la niacina o vitamina B3. El bogavante también aporta purinas que se transforman en ácido úrico y es por ello que se ha de moderar su consumo en caso de hiperuricemia o de gota.
Elegir un buen ejemplar
Tan importante como conocer las variedades de bogavante es saber identificar si el marisco que se compra es o no un buen ejemplar. Los bogavantes más grandes son de peor calidad y es por ello que el precio resulta más económico. La ventaja que tienen es que al ser más grandes encierran más cantidad de carne en su interior. Durante las Navidades es tan grande la demanda de este marisco, a pesar de su elevado precio, que es preciso importar la variedad americana. En cambio, entre mayo y septiembre se lo puede encontrar a buen precio y de muy buena calidad, debido a que las capturas son más abundantes.
El bogavante se puede comprar vivo, cocido o congelado. Es útil saber que la hembra es más carnosa que el macho, y tiene unas pequeñas patas atrofiadas después del último par de patas de modo que se puede identificar facilmente.
Un alimento ideal para las ocasiones especiales
Toda la carne que encierra el caparazón es comestible, siendo la cola y las pinzas las piezas en las que se encuentra la carne más apreciada. Lo habitual es cocer el bogavante y resulta muy rico tanto frío como caliente. Algunos acompañamientos adecuados para este marisco son el arroz al limón, la mayonesa o la salsa de tomate con vino blanco y whisky que forma un plato tradicional llamado bogavante a la americana. Este crustáceo cocido también es un ingrediente exquisito y muy apreciado para elaborar una ensalada de bogavante. Cocer el marisco no es la única forma en que se puede disfrutar de su sabor, hay otras recetas más elaboradas o que requieren más tiempo como es la caldereta de bogavante o el bogavante asado al horno, que resultan exquisitas.