El nombre de lubina viene del latín «lupa», que significa loba, por la fama que tiene este pez de animal depredador, y por la forma agresiva y descarada con la que ataca a sus presas.
La lubina también es conocida con el nombre de róbalo. Presenta en su piel bandas verticales de color pardo o rojizo y bandas longitudinales de color blanco amarillento, por lo que resulta muy fácil de identificar.
Es uno de los pescados blancos más magros, dado que apenas aporta 1,3 g de grasa por 100 g de porción comestible. A esto se une su elevado contenido en proteínas de alto valor biológico, respecto a la mayoría de pescados, así como de vitaminas y minerales.
La lubina es un pescado muy apreciado por su valor culinario y su fino sabor. La forma más habitual de encontrarlo es fresco y en una pieza, si bien su carne firme y sus pocas espinas hace que sea fácil preparar la lubina en filetes o en lomos. Dado que se trata de un pescado con un sabor fino y de carne compacta, merece la pena prepararlo de manera sencilla; al horno, a la brasa, a la parilla o en papillote. Si se cocina al vapor y se acompaña de unas verduritas también se puede apreciar su sabor. Y una guarnición de patatas panadera, guisantes, verduras diversas o arroz salteado, siempre combina bien con un pescado.