Durante las vacaciones, en especial las de verano, se tiene la oportunidad de romper con la rutina. El buen tiempo invita a disfrutar de las actividades fuera de casa y combatir el sedentarismo en la playa, el parque o la montaña. Hay más tiempo para cocinar, conversar, dormir y estar en movimiento. Pero… ¿hacemos más ejercicio? ¿Mejora nuestro patrón de alimentación durante este tiempo? Los estudios más recientes relacionados con esta cuestión sugieren que los niños tienden a ganar peso con más rapidez en estos meses de descanso, mientras que los adultos engordan en las vacaciones de Navidad. A continuación se explica por qué sucede esto y se ofrecen ideas para evitarlo, sobre todo con los pequeños.
Aumento de peso en niños: hechos, posibles causas y soluciones
Aunque ni la alimentación ni la actividad física son ideales en las escuelas, diversas investigaciones muestran que el riesgo de que los niños ganen más peso de lo recomendable es mayor en verano. Así se mostró en un interesante estudio publicado en abril de 2007, y así lo enseñaron en julio de 2013 Moreno y colaboradores, del Baylor College of Medicine, en Houston, tras analizar durante cinco años la evolución del peso de 3.588 menores. Sus resultados, publicados en The Journal of Shool Healht, fueron «alarmantes», según los propios autores, porque «el incremento de peso durante los años de educación primaria se produce sobre todo en el relativamente corto lapso de las vacaciones de verano».
La investigación más reciente al respecto ha sido publicada en junio de 2014 en la revista Preventing chronic disease. Se trata de una revisión sistemática de la literatura científica en la que tres investigadores de la Universidad de Harvard han concluido que los niños en edad escolar pueden aumentar de peso a un ritmo más rápido durante el verano en comparación con el año escolar, y que esto es más patente en pequeños que ya padecen sobrepeso u obesidad.
¿Por qué sucede esto? Aunque no hay respuestas definitivas, se especula sobre posibles mecanismos, como los siguientes:
- Una disminución de la actividad física en verano.
- Un mayor acceso a los alimentos poco sanos o una mayor frecuencia en la ingesta en restaurantes.
- Los horarios no estructurados y el aburrimiento.
- Un mal patrón de alimentación en el hogar, con una inadecuada presencia de alimentos insanos.
- Patrones de sueño irregulares.
Los autores de los estudios citados proponen posibles soluciones para este problema, tales como:
- Un mayor acceso a instalaciones recreativas en verano.
- Instauración de programas de actividad física.
- Programas de alimentación de verano.
- Ofrecer educación sobre alimentación y ejercicio físico durante todo el año.
El reportaje ‘Programa 5210 contra la obesidad infantil‘ hace alusión a una estrategia fácil de recordar para prevenir la obesidad infantil, en base al número 5210: 5 raciones de frutas y hortalizas, menos de 2 horas de pantallas, más de 1 hora de ejercicio y un consumo de bebidas azucaradas igual a 0.
Incremento de peso en adultos: más en Navidad que en verano
A pesar de que el riesgo de que los niños incrementen su peso más rápido durante las vacaciones de verano es notable, en los adultos no sucede igual. Las posibilidades de que los adultos ganen más peso de lo recomendable aumentan mucho en las vacaciones de Navidad, y no tanto el resto del año. El artículo ‘Calorías de más en Navidad: cuatro consecuencias‘, publicado en EROSKI CONSUMER, señala que los excesos navideños pueden tener consecuencias que perdurarán durante el resto del año. Una de ellas es el aumento de peso.
Así lo observó una investigación recogida en The New England Journal of Medicine en marzo del año 2000. La media de incremento de peso en Navidad es de 0,48 kilos, es decir, medio kilo. Aunque medio kilo pueda parecer poco, es un peso que no desaparece en los meses siguientes, y eso incluye a los de verano. Los autores explicaron que dicho incremento «probablemente contribuye al aumento en el peso corporal que se produce con frecuencia durante la edad adulta». Un estudio más reciente, publicado en marzo de 2012, apunta en la misma dirección.
Sea en niños o en adultos, los ambientes no estructurados (como el verano, la Navidad o incluso los fines de semana) pueden dinamitar los esfuerzos para mantener el peso dentro de los márgenes de lo que se considera saludable. Tenerlo presente supone un importante primer paso para pensar en cómo abordar con nuestros propios recursos la situación o, si es necesario, solicitar ayuda de profesionales sanitarios.