La discusión suele empezar con el tomate: ¿es una fruta o es verdura? Si bien hay consenso en que se trata de una hortaliza, no siempre se coincide en el tipo de hortaliza que es. Para algunas personas, el tomate no puede ser una fruta, porque “no es dulce”. Pero este argumento resulta muy débil. Ahí están el limón (con toda su acidez) o la dulce remolacha para rebatirlo. Entonces, ¿cuál es el criterio para distinguir una fruta de una verdura? ¿Hay otros vegetales que den lugar a la confusión? En el siguiente artículo se apunta cómo diferenciarlas y se enumeran cinco frutos que son considerados verduras.
¿Cuál es la diferencia entre fruta y verdura?
Distinguir entre frutas y verduras no es tan sencillo como parece. Existen unos cuantos vegetales que se consumen de manera habitual como si fueran verduras, pero que, en realidad, son frutos. El tomate es uno de ellos. Y lo acompañan otros, como las calabazas, los pepinos o las berenjenas.
Puede parecer extraño, pero, cuando se come una ensalada de tomate y pepino, técnicamente se está tomando una ensalada de frutas. También se utilizan más frutas que verduras cuando se prepara un pisto.
Para saber si se está ante una fruta o no resulta útil hacerse esta pregunta: ¿es de origen vegetal, contiene semillas y se puede comer? Si el alimento cumple con estos criterios, es una fruta. De ahí que los tomates o las calabazas estén más próximos a las sandías y los kiwis que a las cebollas o los apios.
Desde el punto de vista botánico, los frutos de una planta son el resultado del desarrollo de sus flores tras la fecundación; el lugar donde quedan contenidas las semillas. ¿Y las frutas? Son la parte comestible de esos frutos. A continuación listamos cinco ejemplos de ello… e incluimos una excepción.
Frutas y verduras que te pueden confundir
1. El tomate
Originario de América, el tomate es, hoy en día, uno de los alimentos más populares del mundo. Desde ensaladas y pizzas hasta mermeladas y salsas como la kétchup, el tomate es una hortaliza muy utilizada en los hogares y en la industria porque combina a la perfección con una gran cantidad de alimentos. Cuenta con pocas calorías, la mayor parte de su peso es agua y resulta una buena fuente de fibra, de potasio, de fósforo y de unas cuantas vitaminas, como la C y la E. Y sí, es una fruta deliciosa y refrescante.
2. La berenjena
Aunque su origen se halla en India, la berenjena está emparentada con el tomate; ambas pertenecen a la familia de las solanáceas. Esta fruta está compuesta, sobre todo, por agua. Aporta potasio y también fibra, que se encuentra concentrada en su piel. Es un alimento muy saludable que se puede emplear en muchas recetas, como se detalla en este artículo. Además, es la estrella de un plato griego tradicional: la musaka.
3. El pimiento
Hay muchos tipos de pimientos: el dulce, el morrón, el pimiento de Padrón, el pimiento del Piquillo… Cada variedad ofrece unos colores y sabores muy distintos, aunque todos son «parientes» entre sí. Los pimientos también están emparentados con el tomate y la berenjena. La principal diferencia está en que el pimiento es un fruto hueco, pues no tiene pulpa. Originario de América, es buena fuente de carotenos (que tiene propiedades antioxidantes), aporta provitamina A y es muy rico en vitamina C (puede contener el doble que una naranja).
4. El pepino
El pepino es originario del sur de Asia y pertenece a otra familia: la de las cucurbitáceas, igual que el melón o la sandía. Es el fruto de una planta que lleva su mismo nombre y está compuesto, principalmente, por agua. En concreto, el 97 % del peso de esta fruta es agua; de ahí que sea tan agradecido comerlo en verano y casi siempre esté presente en las dietas de adelgazamiento. El pepino aporta fibra y cantidades discretas de vitamina C, E y provitamina A. Es refrescante, vistoso y se puede utilizar en ensaladas, en sopas frías o con yogur natural, como aderezo.
5. La calabaza
La calabaza forma parte de la familia de las cucurbitáceas y es un fruto rico en betacarotenos y vitamina C. Además, aporta fibra dietética, muy buena para la salud. Este alimento acompaña todo el año (hay de invierno y de verano) en sopas, cremas, guisos o purés. Su sabor dulzón es bien recibido por los niños pequeños y abre muchas posibilidades gastronómicas para quienes les gustan los platos agridulces.
Si un alimento es de origen vegetal, se puede comer y contiene semillas, entonces es una fruta. Pero hay una excepción: el plátano. ¿Por qué no tiene semillas, si es una fruta?
La respuesta es genética. El plátano es una fruta híbrida y estéril; es el producto de un cruce entre variedades de plátanos silvestres (que sí tienen semillas). De hecho, si se parte uno y se observa su interior, se ven unos pequeños puntitos negros que recuerdan a las semillas, pero no lo son. Como explica un informe conjunto del Centro Internacional de Agricultura Tropical (CIAT) y la Organización Mundial de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), “las variedades de plátano más utilizadas en la actualidad no producen semillas y sus frutos se denominan en botánica partenocárpicos”, es decir, fruto “virginal” que no da semilla.