El estreñimiento o constipación en los niños significa que las heces se vuelven duras y secas y son difíciles y dolorosas de evacuar. Es posible que el niño llore mientras está tratando de evacuar o diga que le duele, o que exprese que tiene deseos de evacuar pero a pesar de pujar y esforzarse no pueda hacerlo, así que no es raro que el pequeño grite y se enrojezca cuando está evacuando.
El estreñimiento es un problema frecuente en la edad infantil y se estima que afecta del 1,5 al 7,5% de la población en edad escolar.
En general, se considera que la frecuencia defecatoria normal varía desde 2-3 deposiciones al día a 3 deposiciones semanales. Por lo tanto, uno de los criterios para considerar a un niño como estreñido es cuando presenta una frecuencia defecatoria menor a 3 veces a la semana.
Posibles causas
Detrás de la imposibilidad de ir al baño están los cambios dietéticos, enfermedades intercurrentes, predisposición familiar o influencias familiares
Es habitual la aparición de estreñimiento en la edad preescolar y escolar, motivo frecuente de consulta en pediatría. Es posible que a través de diversos factores, como cambios dietéticos, enfermedades intercurrentes, predisposición familiar o influencias de los padres, el niño llegue a ser estreñido. Así se inicia un círculo vicioso que consiste en retención de las heces, temor a la evacuadión y distensión rectal progresiva que puede conducir a fecalomas (gran acumulación de materia fecal en el recto, parte final del intestino grueso).
Causas más comunes que favorecen el estreñimiento infantil:
– Inadecuada higiene en los lavabos escolares. Los niños en edad escolar pueden estreñirse debido a que tienen temor a usar los baños de la escuela.
– Condiciones durante el aprendizaje de los hábitos de higiene. Algunos padres obligan de forma precoz al niño a avisar de la necesidad de ir al lavabo o son demasiados insistentes y hasta lo castigan, conductas que condicionan en el niño una actitud de oposición o rechazo a la defecación.
– Malos hábitos higiénicos: no prestar atención a la urgencia de defecar o hacerlo sin dedicarle el tiempo necesario. Si el ritmo de vida es atareado y activo, el niño no hace caso de los impulsos para defecar.
– Las tensiones escolares al inicio del ciclo escolar también influyen en que el niño mayor presente estreñimiento.
– El inicio del estreñimiento puede coincidir con un acontecimiento familiar traumático, como luto familiar, cambio de casa o de ciudad, el nacimiento de un nuevo miembro en la familia…
– El desorden en las horas para comer. Muchos niños con estreñimiento comen más entre las comidas que a la hora de la misma.
– Alimentación pobre en fibra; es decir, pobre en frutas, verduras y legumbres, cereales y frutos secos. También puede deberse a que el niño come dichos alimentos pasados por el chino o el pasapuré donde queda retenida la mayor parte de la fibra de los vegetales: purés de verduras o de frutas. Es la causa más común del estreñimiento y su curación depende, en gran medida, de que el niño cambie sus hábitos alimentarios.
– Abuso de alimentos astringentes (patatas, plátano, arroz, zanahoria cocida…) y la introducción de nuevos alimentos como chocolate, golosinas y otros dulces.
– Ingestión insuficiente de líquidos. El agua y la fruta en zumo favorecen la deposición de las heces gracias a su acción humectante del intestino.
Cambios higiénicos
– Establezca un patrón regular para ir al baño: siente al niño en el orinal o en el W.C. durante diez o quince minutos después de las comidas y insístale en que nunca retenga o “se aguante” cuando tenga ganas de ir al lavabo.
– Algunos niños encuentran muy difícil evacuar mientras están acostados. Se les puede ayudar doblando suavemente sus rodillas contra de su pecho. Esta es una posición más natural para la evacuación.
– Dígale a su niño que no espere demasiado tiempo para ir al baño si siente la necesidad de hacer cacas.
– Anímele a hacer actividad física. Esto reducirá la constipación.
– No use supositorios, enemas, laxantes sin consultar previamente con el médico.
Cambios dietéticos
– Aumente la cantidad de alimentos con fibra en la dieta del pequeño (frutas con piel, verduras enteras, legumbres, frutos secos). El incremento de la fibra se debe hacer de manera gradual, pues una dieta con gran cantidad de fibra puede provocar flatulencia, distensión del abdomen y cólicos en el niño y además interfiere el aprovechamiento de otros nutrientes necesarios para el crecimiento.
– Elimine temporalmente o disminuya el consumo de alimentos astringentes.
– Si su niño es mayor de un año, ya debe comer fruta y verdura tres veces al día. Ofrézcale al niño fruta bien lavada y sin pelar, vegetales crudos (trocitos de tomate, de pepino, lechuga cortada en juliana, zanahoria rallada, etc) y verduras enteras (no siempre en puré).
– Una aperitivo con mucha fibra son las palomitas de maíz.
– Los niños tienen que tomar al menos dos vasos de agua u otros líquidos cada día.