Los riesgos para niños y niñas
Esta bebida se dirige claramente al público infantil y juvenil por el precio, por la forma de destacar que no tiene cafeína, por los gráficos y por los sabores. Y, sobre todo, por el concepto candy drink y los reclamos usados en su publicidad como “no comas más golosinas, ¡bébetelas!” o “tu golosina para beber”.
La idea de beber golosinas en lugar tomarlas en formato sólido no supone ninguna ventaja nutricional, sino al contrario: las calorías líquidas tienen un menor efecto saciante y las Organización Mundial de la Salud (OMS) relaciona el consumo de refrescos azucarados con mayor riesgo de caries, diabetes tipo 2, sobrepeso y obesidad y patologías asociadas como enfermedad cardiovascular, infarto y algunos tipos de cáncer.
Otro atractivo para los niños es el efecto de pintalenguas, que se consigue mediante la adición del colorante E133, conocido como “azul brillante”.
Bajo en calorías
La declaración “Bajo en calorías” está regulada y puede hacerse en bebidas que aporten un máximo de 20 kcal/100 ml, que es justo el aporte energético de esta bebida. Es decir, con una lata (500 ml) tomamos 100 kcal. Este reclamo no debe confundirse con el de los refrescos “sin azúcar”, en los que el sabor dulce se consigue exclusivamente con edulcorantes y su aporte calórico suele estar alrededor de 1 kcal/100 ml.
Fresh Yeti: ¿qué es realmente?
A pesar de que la marca presume de haber creado la categoría Candy drink y de que en su publicidad utiliza frases como “tu golosina para beber”, esta no se corresponde con ninguna categoría legal, sino que es simplemente un reclamo de marketing. Legalmente, es un refresco con gas con aroma, azúcar y edulcorantes.
Azúcar para beber
Tras el agua carbonatada, el primer ingrediente es el azúcar, que supone hasta 4,4 g por cada 100 ml y aporta el 88 % de su valor energético. El 12 % de la energía restante se debe a la presencia de ácido cítrico. Una lata de 500 ml contiene 22 g de azúcares libres.
La Organización Mundial de la Salud recomienda que los azúcares libres aporten un máximo del 5 % de la energía diaria. Considerando que los requerimientos medios de un adulto son 2.000 kcal al día, con una sola lata se alcanzaría el 88 % del máximo diario de azúcares libres recomendado por la OMS. En el caso de los adolescentes y los niños superaría el 100 % en una magnitud que dependerá de la edad, peso, talla y actividad física de los menores.
Otro peligro: su tamaño
El tamaño es superior al de la mayoría de las latas de refrescos, ya que contiene medio litro (500 ml) en lugar de los 330 ml de los formatos más conocidos. Habitualmente la lata se considera una ración, por lo que con una sola bebida tomamos mayor cantidad de compuestos perjudiciales como el azúcar.
Conclusiones
- A pesar de su aparente innovación por tener un sabor más propio de las golosinas que de una bebida, es un refresco bajo en calorías nutricionalmente equivalente a cualquier otro que use ese gancho.
- El reclamo de ser una golosina para beber, lejos de ser una ventaja nutricional, es un inconveniente que se acentúa con el formato de venta, en tamaño de medio litro.
- El precio (1 euro) es más competitivo que el de otros refrescos bajos en calorías, lo que contribuye a atraer a un público joven.