Las gelatinas que encontramos como postre en los supermercados se elaboran a partir del colágeno, una proteína que se encuentra en la piel, los huesos, los tendones y los cartílagos de los animales, donde cumple una función estructural. Y algunas de ellas, según se destaca en sus envases, presumen de otros beneficios saludables. Pero hay que andar con ojo con estos reclamos. Por eso, en las siguientes líneas te contamos qué debes tener en cuenta para elegir estas gelatinas de postre, no sin antes explicarte más acerca del colágeno y de sus suplementos.
Desde hace unos años se ha incrementado de forma notable la producción y el consumo de suplementos de colágeno, supuestamente indicados para tratar lesiones y dolores en tendones y cartílagos. Sin embargo, esto no tiene suficiente respaldo científico.
Cuando ingerimos colágeno no va directamente a la rodilla en la que nuestro cartílago está desgastado. En realidad, durante la digestión el colágeno se degrada, dividiéndose en las diferentes unidades que lo componen, que son sobre todo aminoácidos como glicina y prolina. Se trata de aminoácidos que no tienen mucho valor nutricional porque nuestro organismo los puede formar por sí mismo, a diferencia de lo que ocurre con los aminoácidos esenciales, como la lisina o el triptófano, que solo podemos obtener a partir de la dieta.
En definitiva, la gelatina y el colágeno no son interesantes desde el punto de vista nutricional porque el valor biológico de los aminoácidos que los componen es muy pobre. Es más recomendable acudir a alimentos saludables que sean fuentes de proteínas más interesantes, formadas por aminoácidos esenciales, como huevos o legumbres.
Recomendaciones de compra de gelatinas
A la hora de elegir las gelatinas de postre, conviene leer con detenimiento la etiqueta para conocer la siguiente información:
- El gelificante. En la denominación de venta podemos saber si contiene gelatina –y, con ella, proteínas– u otro producto gelificante como caragenatos o goma garrofín, por lo que sería apto para veganos.
- El azúcar y la fruta. Atención a la cantidad de azúcar o edulcorantes, para huir de los sabores demasiado dulces que acostumbran al paladar. Además, es preferible elegir aquellos elaborados con zumos de frutas.
- Las proporciones. Es importante saber la proporción de proteínas y el valor energético.
Cuidado con los reclamos del envase
Salvo las gelatinas de Nestlé y Eroski, el resto de los productos analizados en nuestra Guía de compra incluyen en su envase reclamos que pueden generar confusión, quizá para intentar atribuir cualidades extraordinarias a un tipo de producto nutricionalmente muy pobre.
Algunas de esas estrategias son la de utilizar letras de diferente tamaño en la indicación “sabor a frutos rojos”.
Imagen: loginueve_ilustra
Otra de las más habituales en muchos alimentos consiste en incluir declaraciones nutricionales y de salud. Es decir, por un lado, se destaca la presencia de algún nutriente y, por otro, se señalan los beneficios para la salud asociados a ciertos nutrientes presentes en el producto, normalmente añadidos por el fabricante. Esto se hace en los productos Royal, en lo que todas esas declaraciones cumplen la legislación vigente, pero si no prestamos atención pueden despistarnos.
- Una de esas declaraciones nutricionales es “alto contenido en proteínas”, que se puede incluir en los productos en los que las proteínas aportan, como mínimo, el 20 % del valor energético total. En este caso cumplen ese requisito, pero no es porque el producto tenga realmente un elevado contenido en proteínas –solamente es del 1,9 %–, sino porque ese valor es alto en relación con el aporte calórico. El producto en el que esa declaración está más justificada es Reina, que indica “rico en proteínas” y contiene un 6 % de este nutriente.
- En dos productos Royal se destaca, además, la palabra “antiox”, cuyo uso está justificado por su contenido en vitamina D y, sobre todo, en vitamina E, para la cual se puede decir que “contribuye a la protección de las células frente al daño oxidativo”. Esto podría hacer pensar que necesitamos consumir este producto por su efecto antioxidante, pero en realidad se trata de una vitamina que podemos encontrar en alimentos saludables, como aceite, huevos o pescado.
Por otra parte, hay productos en los que se incluyen ciertos reclamos que, en principio, incumplen la legislación.
- Uno de ellos es Reina, donde se hace una declaración genérica sobre salud sin justificación alguna (“salud a cucharadas”).
- Otro ejemplo es Yellifrut, en el que se incorpora un mensaje que hace referencia al colágeno. Se dice concretamente que “a pesar de tomar una dieta variada, pocos alimentos aportan tan alta proporción de estos aminoácidos tan importantes para la salud de nuestras articulaciones, piel y uñas”. Este mensaje puede dar a entender que la salud podría verse afectada si no se consume este producto, lo cual no es cierto; más aún cuando el colágeno es una proteína cuyo valor nutricional es muy escaso y que, además, como ya hemos comentado, está ampliamente presente en cualquier dieta que incluya alimentos de origen animal.
Yellifrut incluye, además, muchos otros reclamos, algunos de los cuales no tienen mucho sentido. Por ejemplo, se indica que el producto no contiene organismos modificados genéticamente (GMO) –lo que coloquialmente se conoce como “transgénicos”–, lo que podría dar a entender que otras marcas sí los contienen y que estos ingredientes podrían ser perjudiciales. En realidad, los alimentos transgénicos que están permitidos por la legislación son completamente seguros. Además, casi nunca se utilizan y, cuando se hace, debe indicarse expresamente en el etiquetado del producto.
Formatos y precios de las gelatinas
La mayoría de las gelatinas analizadas están envueltas por una vitola de cartón que no parece tener funciones más allá de mejorar la presentación comercial, así que se podría considerar prescindible. En este sentido sería preferible el formato de los productos de Nestlé y de Eroski, ya que parecen más respetuosos con el medio ambiente, dado que no tienen cartón, sino que la información está impresa directamente sobre las tapaderas de los envases. En todos los casos los productos se presentan en packs de cuatro envases de 100 gramos cada uno, es decir, un total de 400 gramos (salvo Nestlé, con 360 gramos).
Los precios por ración (100 gramos) oscilan entre los 0,5 euros de Yellifrut y los 0,15 euros de Eroski fresa. Los más baratos son Nestlé y Eroski, probablemente porque contienen otros gelificantes en lugar de gelatina y porque el envase es más económico, al prescindir del cartón. Los más caros son Yellifrut (0,52 euros) y Royal antiox (0,45 euros). En el primer caso el importe se puede explicar por su contenido en gelatina (5 %) y en zumo (2 %). Pero en el caso de los productos Royal el precio parece excesivo, teniendo en cuenta que solo contienen un 1,7 % de proteínas. Es posible que se deba a su contenido en vitaminas D y E, pero, de todos modos, se trata de nutrientes que encontramos habitualmente en una dieta equilibrada, así que no es necesario elegir alimentos enriquecidos para poder obtenerlos. El producto que presenta mejor relación calidad precio es Reina, que tiene un 6 % de proteínas y un precio de 0,29 euros por ración.