Investigadores de la Universidad Miguel Hernández (UMH) han identificado el clavo como la mejor especia antioxidante por tener, entre otras propiedades, «un mayor contenido en compuestos fenólicos». El estudio, recogido en el último número del «Flavour and Fragance Journal», tiene como fin agregar estos componentes a los alimentos, en especial a productos cárnicos, para que actúen como antioxidantes naturales.
Una de las autoras del estudio e investigadora de la UMH, Juana Fernández-López, explicó que «de los cinco métodos antioxidantes probados, el clavo tiene la capacidad más alta de donar hidrógeno, una buena reducción de la peroxidación lipídica y el mayor poder reductor del hierro». Los resultados de la investigación revelan que el uso de las especias de la dieta mediterránea, o sus extractos, como antioxidantes naturales «es viable para la industria alimentaria siempre y cuando las características organolépticas del alimento no se vean afectadas», agregó la investigadora.
La oxidación lipídica es una de las principales causas de deterioro de los alimentos, que conlleva una pérdida significativa de su valor nutricional. Esta alteración provoca una disminución de la vida útil del alimento.
Además del clavo, también se ha analizado el efecto antioxidante de los aceites esenciales de otras especias de la dieta mediterránea como el orégano, el tomillo, el romero y la salvia. «Estas sustancias muestran una alta capacidad antioxidante y podrían inducir efectos beneficiosos para la salud», afirmó Fernández-López.