El acné es una enfermedad de la piel que padecen casi un 75% de los adolescentes, aunque también puede presentarse en la edad adulta, sobretodo en mujeres embarazadas o durante los días que dura la menstruación, debido a los cambios hormonales que se experimentan en estas situaciones.
Causas de su aparición
En la piel existen unas glándulas denominadas sebáceas que producen sebo o grasa y cuya función es lubrificar la piel. Este sebo sale a la superficie cutánea mediante unos conductos y a través de los poros. El problema se presenta cuando los poros se obstruyen e impiden que la grasa salga al exterior, provocando así la aparición de los antiestéticos granos.
Durante la adolescencia, los cambios hormonales hacen que aumente la producción de grasa en la piel, por lo que es más fácil que los poros se taponen y que aparezcan los granos. Se cree que el acné aparece con más frecuencia en la adolescencia como consecuencia de un aumento de hormonas masculinas que, además de estimular la producción de grasa, provocan un incremento de la presencia de bacterias en la piel.
Aunque la causa principal de su aparición sea hormonal, existen diversos factores que pueden influir en la gravedad del acné y en la frecuencia con la que éste se manifiesta. Los cosméticos grasos y algunos medicamentos, así como los anticonceptivos orales, pueden ser causa, en algunos casos, de la aparición de acné. La alimentación también es un factor a tener en cuenta a la hora de tratar esta enfermedad, aunque su relación no es tan directa como se cree.
La influencia de la dieta
No existe ningún estudio que demuestre que el consumo de determinados alimentos sea la causa directa del acné
Son numerosos los mitos que existen alrededor de este tema, como por ejemplo la creencia de que el chocolate o el chorizo provocan la aparición de granos. Lo cierto es que no existe ningún estudio que demuestre que el consumo de determinados alimentos sea la causa directa del acné. No hay por qué pensar que los alimentos grasos son los culpables de la aparición de granos y espinillas, ya que la grasa que se ingiere en la dieta no se acumula en las glándulas sebáceas. Sin embargo, es recomendable llevar a cabo una dieta lo más equilibrada posible, ya que una alimentación incorrecta o desequilibrada puede hacer que la frecuencia de la aparición de los granos aumente, así como el aspecto de los mismos.
Lo más aconsejable es llevar a cabo una dieta equilibrada, sin abusar de alimentos grasos, procesados o refinados, y rica en frutas y verduras, alimentos en los que abundan antioxidantes como el beta-caroteno, la vitamina C y la vitamina E entre otras. Estas sustancias poseen importantes funciones, entre ellas la de mantener una piel sana.
No hay que olvidar beber mucha agua, ya que juega un papel esencial en la hidratación y el buen estado de la piel. Además, hay que tener en cuenta que algunos hábitos como el tabaco, el alcohol o la falta de sueño pueden empeorar el estado del acné.
Del mismo modo que los alimentos que se ingieren no son los causantes de la aparición del acné, una dieta correcta y equilibrada no va a conseguir que éste desaparezca, aunque puede hacer, sumada con una correcta higiene, que su estado no se agrave. Lo más importante cuando se presenta un problema de acné es acudir a un especialista ya que, en algunos casos, esta enfermedad puede ocultar otros problemas de salud.