En la última década, el número de niños inmigrantes que acuden a los colegios españoles se ha multiplicado por diez. Para crear
buen ambiente escolar es preciso que haya una adaptación gradual por parte de los niños que llegan de fuera y de los que ya están integrados en el colegio. Conseguir este propósito es el fruto de un gran esfuerzo por parte de muchas personas.
Una actividad creativa
La escuela es el lugar idóneo para transmitir a los niños aspectos socioculturales de diversos países del mundo y fomentar la tolerancia y el respeto entre unos individuos y otros. Para que los niños vivan esta situación de una forma más alegre, divertida y natural se pueden programar actividades con las que además de entretenerse, aprenden y se relacionan.
Una actividad podría ser la de ofrecer a los niños la posibilidad de disfrutar de la gastronomía de diversos países del mundo en el propio comedor escolar, y en particular de aquellos países de donde mayor número de alumnos y alumnas haya en el centro. Esta práctica ya se ha puesto en marcha en algunos colegios del país obteniendo una valoración muy positiva.
La actividad consiste en programar mensualmente una comida típica de un país determinado, para que los niños conozcan sabores nuevos y curiosidades de su cultura. De esta forma aguardarán con expectación esa comida ya que rompe con la rutina del comedor escolar. Ecuador, Colombia, Argelia, Marruecos o China son algunos de los países de donde mayor número de niños y niñas inmigrantes hay, por lo que organizar el menú típico de estas regiones del mundo podría ser un buen comienzo.
Conocer antes el país
Para que esta actividad sea más didáctica, conviene que los niños durante la semana previa conozcan algunos datos curiosos e interesantes sobre la historia, la cultura, la gastronomía, la geografía y las gentes del país. Toda la información que recojan podrán plasmarla en murales para decorar las clases. Es una forma de que ellos vayan conociendo aspectos importantes de cada parte del mundo y su gastronomía no les resulte tan desconocida.
Que ellos sepan por qué en China se come tanto arroz, que en los países musulmanes como Argelia y Marruecos no comen cerdo ni derivados, que los sabores sean picantes en México o que en Japón coman pescado crudo son aspectos muy curiosos que han de ir descubriendo por sí mismos. Estas actividades se ven enriquecidas cuando en el centro estudian niños de ese país, ya que pueden contar su propia experiencia en primera persona.
Esta iniciativa permite una mejor relación entre los niños inmigrantes y sus compañeros de clase y hace posible que unos y otros compartan sus tradiciones de manera recíproca, y sientan que mantienen su identidad a pesar de las distancias culturales.