La investigación científica es una herramienta imprescindible para prevenir la obesidad, poner freno a su avance y tratarla. Como afirma el presidente de la Fundación Iberoamericana de Nutrición (FINUT), Ángel Gil, “solo a través de la investigación se puede tratar de solventar a medio y largo plazo el problema que supone la obesidad y sus comorbilidades, fundamentalmente la diabetes y la enfermedad cardiovascular”. La clave es que esto lleva tiempo y, sobre todo, supone dinero. ¿Cuánto se invierte en España, en comparación con los países de nuestro entorno?
Las tasas de obesidad infantil son muy preocupantes en España. Si bien las cifras varían según los estudios, todos refrendan el notable aumento de este problema en los últimos 30 años. «Esto quiere decir que hemos generado un problema durante décadas y el solventarlo va a depender de aplicar programas específicos también a lo largo del tiempo. Solo a través de la investigación se pueden hacer nuevos enfoques que nos ayuden a establecer políticas de salud públicas apropiadas para que se produzca esa disminución», nos decía Ángel Gil en esta entrevista.
Pero ¿cómo es la investigación en I+D en nuestro país? ¿Cuánto se invierte? Según datos de la Oficina Europea de Estadística (Eurostat), sobre inversión en investigación y desarrollo relativos a 2019, España invirtió en esta actividad 303 euros por habitante, menos de la mitad que la media de sus socios europeos (que destinan 685,6 euros por persona). Esto supone el 1,14 % del PIB español, por debajo del 2,19 % de la media europea.
Imagen: Eroski Consumer
De dónde procede el dinero para investigación en obesidad infantil
✅ Financiación pública
Existen diversas fórmulas de financiación pública destinadas a la investigación en España:
- La gran mayoría de los fondos llegan del Ministerio de Economía y Competitividad (MINECO) y del Ministerio de Ciencia e Innovación. Estas ayudas permiten desarrollar proyectos de investigación, pero también facilitar la formación y movilidad de investigadores. También existen ayudas para la mejora y adquisición de infraestructuras o para favorecer la colaboración entre equipos de investigación en el ámbito nacional e internacional.
- Las distintas comunidades autónomas cuentan, a su vez, con programas de ayudas para la investigación que son financiados con los presupuestos regionales.
- Y, por último, parte de las ayudas llegan también desde Europa, la mayoría las otorga la Comisión Europea.
✅ Financiación privada
El tema de la financiación privada, aunque en algunas áreas de la ciencia es recibida con los brazos abiertos (como lo es la investigación contra el cáncer), en el caso de la obesidad infantil el tema es más controvertido, ya que estas ayudas provienen de la industria alimentaria (aunque también de laboratorios farmacéuticos o seguros de salud privados), por lo que el interés por financiar estas investigaciones no se limita solo al avance científico.
Algunas revisiones sistemáticas han puesto de manifiesto un sesgo en las conclusiones de los estudios que habían recibido financiación de la industria alimentaria, particularmente cuando comunicaban los efectos de las bebidas azucaradas. Los posibles conflictos de intereses que puedan derivarse de estas financiaciones están probados, por lo que los científicos deben ser muy escrupulosos con sus conclusiones. La gran mayoría de los investigadores prefiere no depender de la industria de la alimentación para llevar a cabo sus estudios, ya que saben que eso afectaría, en cierto grado, a la credibilidad de los resultados.
Del laboratorio a la política: el caso escandinavo
✅ Noruega
Un caso de éxito en la lucha contra la obesidad infantil es Noruega. El país nórdico tiene a un 25 % de sus habitantes con sobrepeso, mientras que en España la cifra alcanza ya el 55 %. Los noruegos invierten más euros que nosotros en I+D. En concreto, el país escandinavo destina un 2,22 % de su PIB a investigación, lo que le permite tener una cifra de investigadores de 5.685 por millón de habitantes. Puede que por ello tenga una tasa de sobrepeso y obesidad infantil y juvenil del 13,8 % (la media entre todas las edades), frente al 40 % de niños españoles.
Una de las claves está en convertir la inversión en investigación en políticas públicas. Sus encuestas y sus estudios científicos concluyeron que los niños noruegos consumían demasiado azúcar, y tomaron medidas. Entre los años 2000 y 2018, el país ha conseguido reducir la ingesta de azúcar por habitante, pasando de los 43 kg por persona al año a 23 kg. Como contaba en el número de abril de Consumer Liv Elin Torheim, vicepresidenta del Consejo Noruego de Nutrición, “parte de este éxito es que el Gobierno noruego restringe toda la publicidad dirigida específicamente a los niños a través de la Ley de Radiodifusión de 1992. Una norma que en 2013 fue más allá, y la industria alimentaria acordó una prohibición autorregulada del marketing en alimentos y bebidas azucaradas dirigido a niños menores de 13 años”.
✅ Suecia
Suecia es otro de los estados europeos con menor porcentaje de niños y niñas con sobrepeso. El país escandinavo cuenta con una cifra de obesidad infantil del 8,5 % de media entre todas las edades, que se reduce a un 5,8 % entre los adolescentes. ¿Es casualidad que los suecos sean los que más destinan a la investigación en el continente europeo? El 3,39 % de su PIB en 2019, una cantidad que les permite tener 6.875 investigadores por millón de habitantes, frente a los 2.614 investigadores que se puede permitir España invirtiendo un 1,14 % del PIB.