Un equipo del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), comandado por el experto Ignacio Fernández-Fígares, ha logrado reducir el nivel de grasa en cerdos ibéricos obesos. Este hallazgo, además de que supone obtener carne más saludable, puede servir para controlar la obesidad en los humanos.
El grupo de Fernández-Fígares empleó dos compuestos naturales en la dieta de los animales: la betaína, un aminoácido que se encuentra en plantas, como la remolacha, y el ácido linoleico conjugado, presente en los productos lácteos y la carne de animales herbívoros. Los dos compuestos -modificadores del metabolismo- se administraron conjuntamente como suplemento de la dieta de cerdos ibéricos genéticamente obesos.
«El cambio de alimentación provocó que los cerdos depositaran un 23% más de tejido magro y un 14% menos de grasa que los animales a los que no se les administraron estos compuestos naturales», explica el investigador del CSIC. «Estos resultados indican que la sinergia entre el ácido linoleico conjugado y la betaína puede ser muy beneficiosa en explotaciones intensivas de cerdo ibérico orientadas a la producción de carne fresca», añade.
Fernández-Fígares cree además que si se considera al cerdo un buen modelo para el estudio de la nutrición humana, los resultados del estudio podrían aplicarse para reducir la obesidad en personas que padecen esta enfermedad. «De hecho -afirma-, el ácido linoleico conjugado se está utilizando como aditivo alimentario para reducir el peso en humanos, pero los resultados obtenidos hasta ahora no son concluyentes».