José Manuel López Nicolás es doctor en Ciencias Químicas e investigador en el campo de la bioquímica, la nutrición y la tecnología de los alimentos. También coordina la Unidad de Cultura Científica de la Universidad de Murcia, donde ejerce como profesor. Es tan respetado en el ámbito académico como conocido fuera de las paredes universitarias gracias a su intensa labor de divulgación. Un blog exitoso –SCIENTIA-, decenas de ponencias, miles de seguidores y un libro con rigor científico que ya va por su séptima edición avalan su talento para explicar lo complejo de un modo sencillo. En esta entrevista, le preguntamos por las bebidas energéticas.
Hay datos de aumento de consumo. Y, también, del efecto positivo que tiene subir los impuestos de estas bebidas, como se ha hecho en Cataluña. Pero nos seguimos manejando con aquella foto, que no ha cambiado mucho. Y si ha cambiado, es a peor.
Los dos son casos devastadores. Que una persona tome estas bebidas continuamente, de forma crónica, es brutal, porque lo que está acumulando en su cuerpo es tremendo. Del mismo modo, aunque no estés acostumbrado a tomar estas bebidas, tampoco es bueno exponerte a esa cantidad de azúcar y de cafeína de manera puntual. Yo no soy clínico, pero no creo que haya muchas diferencias entre un tipo de consumo y otro: ambos son negativos y tienen efectos perniciosos para la salud.
Sí, la generan. Piensa en lo que nos pasa con el café. Yo mismo, por ejemplo, cada vez que llego al trabajo, antes de empezar, voy directamente a la cafetera. Y cuando no bebo mi café, lo noto. Ahora imagínate que te estás tomando cada día una lata, y que cada lata equivale a 2 o 3 cafés solos. ¡Claro que crean dependencia!
“Las bebidas energéticas son perjudiciales para la salud y no deberían estar autorizadas a menores de 18 años”
¿De qué hablamos cuando hablamos de energía? Si nos referimos al azúcar, lo único que nos dan estas bebidas son calorías vacías. Ahora, si nos referimos a la cafeína, sí nos estimulan. La EFSA reconoce que una medida de cafeína superior a 75 mg tiene efecto estimulante, y estas bebidas superan esa cantidad. No es que disimulen el cansancio, sino que tienen un efecto estimulante demostrado.
El azúcar. Con una sola lata, me preocupa el azúcar, ya que contiene más de 50 g. La cafeína no, porque su contenido equivale a dos o tres cafés. Ahora bien, si consumes estas bebidas crónicamente, o en una noche te tomas cinco latas, me preocupan las dos cosas.
Los edulcorantes, como el aspartamo, el ciclamato o la sacarina, no tienen ningún riesgo. El gran problema de las bebidas light es que alteran la percepción sensorial: no ingieres calorías, pero acostumbras al paladar al sabor dulce. Luego, cuando llegas a un sitio y no hay light, tu cuerpo te pide dulce… Y te bebes la otra.
Por márketing puro y duro, porque si vendes agua con azúcar y cafeína, no te lo compra nadie. Para eso, mejor te tomas un café. Ahora, si le metes las moléculas estrella “carnitina, taurina, guaraná”, ya parece otra cosa. En los eslóganes siempre se destacan, pero no tienen efectividad en el organismo humano.
No hay ningún informe oficial o estudio riguroso sobre el efecto de la mezcla de todo eso en el organismo. De qué pasa, por ejemplo, con la taurina mezclada con la guaraná, no hay nada. Ni informes oficiales del panel de la EFSA, ni metaanálisis, nada.
El alcohol es malo de por sí. Es un depresor: cuando lo bebes, te deprimes y, al final, dejas de tomar porque te sientes cansado. Pero si lo mezclas con cafeína, que es estimulante, no notas esa sensación de sopor. Sigues estimulado y sigues bebiendo. Por eso el cóctel es tan malo. Aparte de que ingerir alcohol y azúcar es un disparate, el cóctel es malo porque la persona está despierta y excitada, y sigue bebiendo.
No. Esas bebidas están permitidas y autorizadas. Es un producto apto para el consumo que, desde mi punto de vista, es perjudicial para la salud y no debería estar autorizado a menores de 18 años. Igual que el tabaco.