La pitahaya es una fruta tropical desconocida para muchas personas. Se descubrió por primera vez de forma silvestre por los conquistadores españoles en Centroamérica y la llamaron pitaya, que significa fruta escamosa. Las flores de la planta de esta fruta desprenden una belleza especial y tienen la particularidad de que se abren al amanecer y se cierran cuando aprieta el calor.
Como un vaso de agua azucarada
Esta fruta, al abrirla, desprende un aroma intenso. Su pulpa es dulce y muy refrescante y recuerda al sabor del agua azucarada. Se trata de una fruta baja en calorías, cuyo aporte calórico viene dado fundamentalmente por su contenido en hidratos de carbono. Esta fruta tiene pocas calorías, como la mayoría de frutas, y no destaca por una gran variedad de nutrientes por lo que es bueno combinarla con otras frutas que la enriquecen en nutrientes. Existe otra variedad de pitahaya, la roja, que presenta un contenido superior en vitamina C e inferior en hidratos de carbono.
La pitahaya amarilla tiene forma de óvalo y como su nombre indica es de color amarillo cuando madura, inicialmente es de color verde. Está cubierta por una corteza con espinas que se eliminan antes de llevarla a los mercados, lo que la diferencia de la roja, que carece de espinas. Ambas tienen la pulpa de color blanco repleta pequeñas semillas negras que destacan por su efecto laxante.
La pitahaya de mayor calidad
Esta variedad está en su punto de sazón cuando el color de su piel torna de verde a amarillo. Se puede adquirir en los mercados desde enero a marzo y desde junio hasta septiembre. Una vez en casa se ha de conservar en un lugar fresco, seco y alejado de la luz del sol, como cualquier otra fruta fresca.
La pitahaya amarilla se puede tomar como tal o en preparaciones muy diversas, incluso se puede usar para decorar. Una forma para consumirla cruda es partirla longitudinalmente y extraer la pulpa con una cucharilla. Otra opción es comerla en rodajas. Si la fruta está madura se pela fácilmente: se corta por el lado de la flor y se tira de la piel hacia abajo. También se puede emplear para elaborar macedonias, zumos, cócteles o refrescos, a los que da un sabor dulce particular. Incluso se utiliza en otras preparaciones más elaboradas de yogur, helados, dulces, mermeladas, jaleas y gelatinas.