✅ Sus beneficios no están demostrados
Verdadero. No todos los productos fermentados son probióticos y, aunque se la califica como una bebida probiótica, sus propiedades están por demostrar. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), para que un producto sea considerado probiótico debe contener microorganismos vivos que, administrados en las cantidades adecuadas, aporten un efecto beneficioso. Pero ese beneficio ha tenido que ser antes probado en humanos y, de momento, en el caso de la kombucha no ha sido así. Lo mismo ocurre con otras propiedades que se le atribuyen, como su capacidad para regular la tensión arterial, controlar la diabetes o reducir el colesterol.
Ante la falta de evidencia científica —se han realizado algunos estudios, pero muy limitados—, la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) no reconoce ninguna de estas afirmaciones.
❌ La hecha en casa sí tiene propiedades probióticas
Falso. En las kombuchas industriales —salvo alguna marca que no se pasteuriza— el proceso térmico destruye las bacterias vivas. En la elaborada en casa estos microorganismos siguen vivos, pero tampoco está demostrado que tengan propiedades probióticas.
La EFSA solo las reconoce a las bacterias Lactobacillus delbrueckii subsp. bulgaricus y Streptococcus thermophilus del yogur o la leche fermentada, siempre que estén vivas y tengan una presencia mínima de 108 unidades formadoras de colonias. El tipo de bacterias con las que se fermenta la kombucha son ácido acéticas y, en menor proporción, ácido lácticas, que no han demostrado tener beneficios probióticos.
✅ Aporta pocas calorías
Verdadero. Al estar elaborada a partir de té, la mayor parte de esta bebida es agua. Por ello, por cada 100 ml de kombucha obtenemos tan solo unas 13 calorías. Pero esta es una cantidad aproximada, ya que las cantidades de azúcar varían. Esta bebida suele presentar menos de 3 g de azúcar por 100 ml, aunque cuanta más azúcar contenga, más calorías aportará.
✅ Existe riesgo de intoxicación si se hace en casa
Verdadero. Últimamente se ha puesto de moda hacerla de forma casera y comprar el hongo o scoby en tiendas especializadas, herbolarios o Internet. El problema de elaborarla en casa es que no tenemos ningún control sobre los microorganismos que están desarrollándose porque:
- por una parte, desconocemos la composición microbiana del cultivo que usamos.
- y, por otra, puede contaminarse fácilmente (especialmente con hongos que pueden producir micotoxinas), sobre todo si no se controlan las condiciones de la fermentación.
Es indispensable extremar las medidas higiénicas, controlar bien los tiempos y temperaturas, mantener en el frigorífico una vez elaborada, consumirla en un plazo breve (2-3 días) y desecharla si hay cualquier duda sobre su inocuidad.
🤔 ¿Qué es el ‘scoby’?
La kombucha es una bebida milenaria de origen asiático elaborada a base de té —normalmente verde o negro—, una colonia simbiótica de bacterias y levaduras llamada SCOBY (el acrónimo de Symbiotic Culture Of Bacteria and Yeast) y azúcar. El scoby es la clave del proceso, ya que en este hongo de aspecto gelatinoso se integran diferentes bacterias ácido acéticas y levaduras, además de una proporción menor de otras bacterias ácido lácticas.
En su elaboración se añade azúcar porque es el sustrato que utilizan los microorganismos para la fermentación, por lo que en la bebida final queda muy poca cantidad. La diferencia con otras bebidas fermentadas está en estos ingredientes y en que durante el proceso genera poca cantidad de alcohol.
❌ Hay kombucha sin azúcar
Falso. El azúcar es necesario para el scoby, ya que este hongo se alimenta de azúcar y de té. Sin azúcar, no existe fermentación. Al comienzo de la fermentación se obtiene un té muy dulce y al final del proceso ese sabor suave prácticamente desaparece. Esto es así porque las bacterias y levaduras se alimentan del azúcar, por lo que cuanto más tiempo dure el proceso de fermentación, menos azúcar tendrá. Por eso, la cantidad de azúcar varía dependiendo del proceso de elaboración de cada fabricante, es decir, del tiempo (que suele variar entre 7 y 30 días) y la temperatura empleada en la fermentación.
Pero antes de elegir una kombucha hay que fijarse en su etiqueta. Hay productores que usan azúcar añadido para endulzar la kombucha antes de embotellar. En las de sabores, además, se suele agregar zumo de frutas, lo que incrementa su contenido en azúcar. Otros fabricantes respetan los tiempos de fermentación naturales y no añaden azúcar. En estos casos, aunque sea residual, siempre hay.
✅ Hay que tener cautela con menores y embarazadas
Verdadero. No hay una cantidad diaria máxima recomendada para esta bebida, pero debemos tener en cuenta que al ser un té fermentado contiene algo de cafeína, azúcar y alcohol, producido durante la fermentación. Legalmente no es obligatorio declarar el grado alcohólico en bebidas que contengan hasta 1,2 º, por eso no lo vemos en la etiqueta. Esto es algo que hay que tener en cuenta en embarazadas, menores y personas que están tomando medicación. Además, en las no pasteurizadas o caseras, la fermentación continúa tras el embotellado, por lo que puede aumentar la cantidad de alcohol.
❌ Tiene un importante valor nutricional
Falso. Durante la fermentación pueden aparecer compuestos bioactivos, como minerales, polifenoles, vitaminas del grupo B y C, aminoácidos o fibra. Pero todos ellos se obtienen con más facilidad cada día a partir de una dieta equilibrada y sana que incluya alimentos de origen vegetal y fermentados como el yogur.
✅ Puede ser mejor que un refresco
Verdadero. La kombucha puede ser una alternativa a los refrescos dado su bajo contenido en azúcar, pero con las cautelas indicadas en el apartado anterior. En definitiva, puede sustituir a otras bebidas más azucaradas como algo puntual, aunque la primera opción para hidratarse siempre es el agua.