Todos los cambios morfológicos y funcionales que tienen lugar durante la adolescencia están regulados por unos mecanismos en cuyo centro se encuentra el sistema nervioso y el endocrino (hormonas). No se conocen aún cuales son las señales que ponen en marcha este sistema, pero el hecho más destacado de su estimulación es el incremento de la síntesis y secreción de hormonas sexuales (testosterona en los varones y estrógenos y progesterona en las mujeres) cuyos efectos se traducen en los siguientes cambios:
- Aumenta la talla y es muy diferente en ambos sexos. En las chicas es más precoz, iniciándose casi al mismo tiempo que la aparición de los caracteres sexuales secundarios (pechos, vello en el pubis), entre los 10 y 13 años. En los chicos el inicio es más tardío, entre los 12 y 15 años, por lo que en ellos, el periodo de crecimiento prepuberal suele ser más largo y por esta razón, los chicos suelen alcanzar una talla superior a la de las chicas.
Se incrementa la cantidad de grasa, y esta se acumula principalmente debajo de la piel (tejido subcutáneo). La velocidad de almacenamiento de grasa en el tejido subcutáneo disminuye hasta alcanzar su mínimo que coincide con el pico de crecimiento máximo en altura.
Se desarrolla la masa muscular en ambos sexos, aunque el incremento desarrollo es mayor en los chicos. El crecimiento máximo muscular se alcanza más tarde que el crecimiento máximo en altura.
Aumenta del volumen de sangre en los chicos adolescentes, permaneciendo prácticamente constante en las chicas.
Se produce la maduración sexual, que comprende la aparición de los caracteres sexuales secundarios y el crecimiento y el desarrollo de las gónadas (testículos y ovarios) y genitales internos y externos.
Todos estos cambios son propios de una etapa más de la vida, la persona está madurando y debe aprender a aceptarlos y valorarse a si mismo.
Alimentos que no deben faltar del menú de cada día… Las necesidades son muy distintas de unas personas a otras por lo que no podemos generalizar, pero si dar unas pautas que sirvan de guía para llevar una alimentación que contenga cantidades suficientes de nutrientes para cubrir las necesidades de cualquier adolescente de forma equilibrada.
Diariamente: lácteos, verduras, frutas, pan y otros cereales, y grasas de adición con moderación. 4-6 veces/semana: 120-150 g de carne preferiblemente poco grasa. Min. 3-4 veces/semana: 120-150 g de pescado blanco y azul. Máx. 3 veces/semana: 2 huevos la ración. Entre 2 y 4 veces/semana: arroz, pastas alimenticias, legumbres, patatas…
La adolescencia es un momento de alta demanda de alimentos debido a los cambios tan importantes que se producen en el organismo, por lo que se ha de respetar la frecuencia de consumo de los distintos alimentos a lo largo de la semana.