La Agencia Española de Seguridad Alimentaria (AESA) está dispuesta a «vigilar» toda la publicidad de alimentos, no sólo la dirigida al público infantil, al constatar que se están registrando «excesos» a la hora de informar sobre sus supuestas virtudes, anunció ayer su presidente, Félix Lobo.
Aprovechando que ayer entraba en vigor el código de autorregulación de la publicidad sobre bebidas y alimentos dirigida a los niños, Lobo aseguró que «ahora parece que los alimentos curan enfermedades, y ese es un enfoque que no es el correcto». Por ello, como también hace la Unión Europea, la Agencia estudia otro tipo de iniciativas sobre la publicidad alimenticia en general «en cumplimiento de la legalidad vigente», la Ley General de la Publicidad y la de Defensa de los Consumidores.
«Tenemos instrumentos para que la publicidad afine», por lo que «queremos trabajar seriamente, en colaboración con la industria y con los consumidores», reiteró. A pesar de que el código que ayer entró en vigor afirma que no existe evidencia científica suficiente que demuestre el grado de influencia de la publicidad en las elecciones de los niños, sí reconoce que no se puede obviar su «efecto prescriptor», sobre todo si se tiene en cuenta que los niños españoles ven una media de dos horas y medias de televisión.
Lobo destacó que por medio de la publicidad nos llega una parte muy importante de toda la información que recibimos sobre productos de consumo y alimentos, por lo que es fundamental que esa información sea correcta y más en el caso de los niños, «que no tienen formada la opinión, el juicio, el discernimiento, y son presa fácil de los anuncios irresponsables».
Los anuncios afectados por el código son los dirigidos a menores de 12 años y, si bien algunas de las reglas pueden ser ambiguas, hay prohibiciones expresas que obligarán a muchas marcas a cambiar su estrategia publicitaria. Así, no se podrá inducir a error a los menores sobre los beneficios del producto y tampoco utilizar la imagen de personajes populares para el público infantil, sean estos reales -como presentadores de programas infantiles- o ficticios -personajes de películas o series-. Tampoco se permitirán las telepromociones de productos alimenticios o bebidas durante los programas dirigidos a menores de 12 años.