Dos años después de la crisis de los pollos y huevos belgas con dioxinas, la Comisión Europea (CE) ha dado luz verde a una norma que entrará en vigor en enero próximo y que establece los niveles máximos de esta sustancia. Una gran parte de la población europea, concluyó la CE, consume más dioxinas de las fijadas, pero los expertos aseguran que ‘esto no significa necesariamente un riesgo apreciable para la salud’.
La dioxina es un compuesto orgánico que se produce en erupciones volcánicas, fuegos y también en la fabricación de productos químicos, pesticidas, pinturas y blanqueo de papel, entre otros. Aunque está presente en casi todas partes, la exposición humana a dichos compuestos se produce en el 80% de los casos por consumo de productos de origen animal.Las dioxinas quedan depositadas en los tejidos adiposos a lo largo del tiempo. Pero sólo en concentraciones altas pueden entrañar algún peligro para la salud, como la aparición de ciertos tipos de cáncer.
Los listones establecidos por la UE oscilan, para consumo humano, entre 1 y 3 picogramos (billonésima parte de un gramo) por kilo de peso corporal humano al día. Los huevos belgas contaminados tenían hasta 20.000 veces más PCB, la sustancia precursora de las dioxinas en los seres vivos. Bruselas prevé, además, revisar a la baja tales niveles en 2006 con el fin de presionar para que los niveles de dioxina se reduzcan más todavía en toda Europa.
Concretamente, la CE alerta sobre el pescado y el aceite de pescado, productos en los que se detectan las más altas dosis de dioxinas, e hizo un llamamiento a los productores sobre la conveniencia de vigilar dichos niveles. Con todo, la información de los niveles de dioxinas detectados en los alimentos de los países de la Unión Europea y que ha servido de base documental para la decisión actual de los expertos ha permitido comprobar que el nivel de contaminación por dioxinas se está reduciendo paulatinamente en Europa en los últimos años.
Dos comités científicos europeos, los que se ocupan de la alimentación animal y de la humana, han confeccionado unas tablas con los niveles máximos de dioxinas permitidos a partir de enero en cada uno de los productos (pollos, carnes diversas, grasas, aceites, huevos, vegetales). Dichas tablas se han establecido tanto para los alimentos humanos como para los alimentos que consumen los animales, dado que éstos finalmente van a parar también a la cadena alimenticia humana. Esta forma de medir la cantidad de dioxinas en consumo diario o semanal máximo se debe al hecho de que esta sustancia entraña riesgo por acumulación.