La Comisión Europea adoptó ayer una propuesta en la que pide a los Veinticinco que aprueben la comercialización del maíz transgénico «NK603» después de que a finales de abril fuera incapaz de lograr una mayoría cualificada a su favor entre los entonces Quince. Así, el 30 de abril hubo ocho países a favor -Bélgica, Francia, Italia, Países Bajos, Finlandia, Suecia y Reino Unido-, mientras que cinco que opusieron -Dinamarca, Grecia, Luxemburgo, Austria y Portugal- y dos, Alemania y España, se abstuvieron en uno de los comités técnicos de la UE en los que participan expertos de los Estados miembros.
Ante la falta de mayoría de dos tercios a favor o en contra de la comercialización del maíz «NK603», el Ejecutivo comunitario traslada ahora el expediente directamente al Consejo, donde los ministros de Agricultura tendrán tres meses para adoptar una posición.
De nuevo cabrá la posibilidad de que ninguna opción obtenga la mayoría requerida, lo que obligaría a reenviar la documentación a la Comisión Europea, institución que tendría la última palabra sin consultar a los expertos de los Estados miembros. Sin embargo, la entrada de los diez nuevos Estados miembros abre la incógnita sobre el resultado final de las votaciones sobre organismos genéticamente modificados (OGM).
Paralelamente, los ministros de Medio Ambiente de la UE decidirán el próximo lunes en Luxemburgo si autorizan la licencia del «NK603» para la importación y procesado de este maíz modificado genéticamente. Si ambas propuestas sobre el «NK603» consiguen el visto bueno de la mayoría de los Veinticinco, se permitirá la posibilidad de poner en el mercado este tipo de maíz y sus productos derivados, como fécula y aceite, incluso si ha sido cultivado fuera de la Unión Europea.
La citada licencia fue presentada en España en 2000 y tuvo el visto bueno de las autoridades españolas, quienes transmitieron una recomendación positiva a la Comisión Europea para que apoyase su autorización a nivel europeo.
A diferencia de la comercialización del «NK603», la licencia podría tener el voto en contra de Austria, Grecia, Chipre, Italia, Eslovenia, Dinamarca y Bélgica. Francia votará a favor y queda por conocer el sentido del voto de Alemania y España, según admitieron fuentes diplomáticas españolas.