La dieta de los dados se plantea como un divertido, eficaz y sencillo juego para alcanzar el “peso ideal” al que se puede acceder desde una página web o desde un dispositivo móvil y que se complementa con un libro a modo de guía didáctica. Pero ¿es recomendable utilizar al azar como asesor nutricional? La Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad (SEEDO) advierte del peligro que representan multitud de dietas carentes de rigor científico, que no solo no consiguen cambiar los malos hábitos, sino que acentúan los errores y pueden resultar peligrosas a largo plazo. A continuación se explica en qué consiste la dieta de los dados, cuáles son sus aspectos positivos y, también, qué puntos débiles tiene.
Tirar los dados es una nueva propuesta dietética que se presenta como fórmula infalible para mejorar la alimentación. Este método plantea tres premisas fundamentales con las que se ofrece alcanzar el «peso ideal»: aprender a comer de una forma saludable, resolver deficiencias nutricionales y acabar con la obesidad. Según sus creadores, tan solo hay que tirar «los ocho dados» y respetar «las seis reglas de oro». Pero ¿es en realidad un método eficaz y beneficioso para la salud? ¿Por qué jugarse a los dados nuestra alimentación?
Aspectos positivos de este método
Este método, a diferencia de otros muchos, centra sus recomendaciones basándose en el balance energético entre la ingesta alimentaria (lo que se come) y el gasto energético (lo que se gasta a través del metabolismo basal, la termogénesis y la actividad física). Para establecer un gasto calórico y determinar el Índice de Masa Corporal (IMC), el juego solicita datos como la edad, el sexo, la altura o la actividad física semanal de la persona antes de empezar a tirar los dados. Además, dentro de las «seis reglas de oro», tratará de mantener ese equilibrio energético controlando el tamaño de la ración y la frecuencia de consumo, ya que fraccionará la ingesta total diaria en cinco tomas.
La dieta de los dados fundamenta su «azar» en la pirámide alimentaria. Con sus múltiples combinaciones, proporciona resultados que se basan en una dieta hipocalórica, equilibrada en macronutrientes, con porcentajes del 15% de proteínas, del 30% de grasas y del 55% de hidratos de carbono. En su guía, además, se hallan recomendaciones actualizadas de 2015 de la Sociedad Española de Nutrición Comunitaria (SENC) en cuanto a conceptos, técnicas de cocinado, consumo de productos de temporada y de proximidad, ingesta de líquidos según la pirámide de hidratación saludable, etc. Conjuntamente, sus creadores enumeran un listado de consejos específicos, todos ellos destinados a la promoción de una alimentación sana y equilibrada, como el fomento del consumo de carbohidratos integrales, los lácteos mejor desnatados y semidesnatados, reducir la fritura y consumir las cinco raciones diarias de frutas y verduras, entre otras.
En la dieta de los dados los menús son abiertos; se puede elegir entre una dieta mediterránea, vegetariana (ovovegetariana) o ambas. Asimismo, hay variantes para celiacos e intolerantes a la lactosa. Otra de sus particularidades es que uno puede tirar los dados tantas veces quiera hasta conseguir un plato que le guste sin prohibir grupos de alimentos y adaptándose a la vida social y familiar del jugador para facilitar de este modo la adherencia a la dieta. El juego se completa con un índice de recetas para cada color de dados, una lista de compra y gráficas de seguimiento personalizadas de la evolución del peso del jugador.
Los puntos débiles de esta dieta
El tratamiento y la prevención de la obesidad deben abordarse de una forma amplia e integral, teniendo en cuenta los diversos factores que inciden en el exceso de peso corporal. La dieta de los dados no deja de ser una aplicación que trata el problema de manera parcial, sin contar con un equipo multidisciplinar (psicólogos, médicos, dietistas-nutricionistas, etc.), además de determinar la alimentación del jugador considerando un número limitado de parámetros.
Es importante recordar que la malnutrición derivada de un exceso o de un defecto suele ser producto de numerosas variables, como cuestiones fisiológicas, genéticas, psicológicas y ambientales. Y que estas, a su vez, se relacionan con otros procesos, como ocurre en el caso de personas afectadas por sobrepeso grado II u obesidad, donde los pacientes presentan con frecuencia factores de riesgo asociados como la dislipemia, la diabetes no dependiente de insulina, la enfermedad coronaria o la hipertensión arterial, entre otras.
No hay que olvidar que la dieta es un instrumento que requiere de un aprendizaje previo. Al manejar uno mismo los dados y decidir qué comer sin asesorarse del modo correcto y sin la suficiente formación, puede incurrir en deficiencias de micronutrientes claves, como son el hierro, el yodo o la vitamina D, o no potenciar la interacción entre nutrientes. Por ejemplo:
- Si tiramos los dados y nos salen lentejas y para el postre un cítrico, conseguiríamos una combinación equilibrada que mejoraría la absorción del hierro. Pero, como al final el jugador no tiene por qué saber de nutrición, él decide tirar (las tiradas son ilimitadas) hasta que salga un alimento que le guste más.
- Al jugador le puede apetecer un yogur al final. Con esa elección, no solo no se potenciaría la absorción de ese micronutriente, el hierro, si no que éste a su vez se reduciría por la interacción con el calcio.
Otro de los riesgos de dejar la decisión en manos del jugador es que su dieta puede caer en la monotonía. Al final, el jugador siempre elige lo mismo (lo que más le gusta) y descarta lo que no le apetece.
Por último, esta dieta permite el juego sin un control especial a ancianos, adolescentes y niños, poblaciones especialmente vulnerables que precisan de la supervisión cercana de un profesional para que les indique si la pérdida de peso es recomendable o necesaria y establezca las pautas y los ritmos que hay que seguir con la comida y el ejercicio físico, a fin de preservar un buen estado de salud.