La palabra «macrobiótica» proviene de la asociación de dos palabras griegas realizada por Oshawa (filósofo oriental de principios del siglo XX) y su escuela para distinguir un régimen cerealista: ‘Macro’ igual a grande o largo, y ‘Bios’ igual a vida. Hufeland, un médico alemán del siglo XIX, utilizó este mismo término para designar el modo de vivir mucho tiempo por medio del régimen alimenticio y unas reglas de higiene general. No es por tanto algo nuevo, aunque muchos defensores lo crean así: sólo se han incorporado principios de la filosofía Zen-Budista.
Zen en japonés, Chan en chino, es la meditación asiática de raíces budistas. La palabra sirve hoy para designar una filosofía que busca la felicidad del género humano y que preconiza una serie de reglas para poder alcanzarla a través de la libertad y la justicia. Sus adeptos siguen una reglas de vida que residen en la orientación de su alimentación en armonía con la naturaleza, absteniéndose, en la medida de lo posible, de todo alimento adulterado.
Con frecuencia se observa un retraso en la estatura, el peso y carencias de minerales y vitaminas en niños alimentados de este modo
Las reglas dietéticas del «Budismo Zen» son muy severas. El arte del rejuvenecimiento y la longevidad se basa en los datos de la experiencia y en la ley del Yin y el Yang. Todo es Yin o Yang en el universo, las estaciones, el clima, los seres humanos y todo lo que existe bajo la faz de la tierra, incluidos los alimentos.
Principios que rigen la dieta macrobiótica:
– Se deben suprimir los alimentos industriales: azúcar, conservas, colorantes, huevos no fecundados. – Hay que cocinar los alimentos con aceite vegetal o agua, en recipientes de barro cocido, pyrex o de hierro esmaltado, salar con sal marina no refinada ni enriquecida. – Abstenerse de frutas y verduras cultivadas o tratadas con abonos químicos. – Evitar los alimentos procedentes de los países alejados del lugar donde se vive. – Comer preferentemente las verduras de cada estación. – Evitar las hortalizas Yin, como patatas, berenjenas y tomates. – No tomar especias ni ingredientes químicos. – Está prohibido el café; sólo se admite beber té de China natural y té japonés. – Están vivamente recomendados los cereales: arroz completo, trigo, alforfón, centeno, maíz, cebada, mijo, cocidos o crudos, hervidos o salteados, al horno o a la crema. – Se debe reducir al máximo la ingesta de líquidos. – La masticación es importante. Hay que masticar cada bocado por lo menos 50 veces.
Características de la dieta y consecuencias de su empleo
Cuanto más rigurosa se hace la dieta, más se detectan casos de anemia, déficit de calcio e hipoproteinemia
El sistema macrobiótico preconizado por Oshawa consiste en una serie de diez dietas que van de menos tres a más siete. Las cinco primeras (-3 a +2) incluyen cantidades decrecientes de alimentos de origen animal. Las dietas restantes (+3 a +7) son exclusivamente vegetarianas y contienen cantidades crecientes de granos de cereales, hasta llegar a la dieta siete. Ésta se compone exclusivamente de granos de cereales groseramente triturados.
En la medida en que este régimen llega a ser exlusivamente cerealista es muy desequilibrado: insuficiencia proteica en calidad (los cereales son bajos en el aminoácido lisina) y cantidad, carencia de hierro, vitaminas A, D, B12, caroteno, vitamina C. Bajo contenido en calcio y hierro, dificultada la absorción por la presencia de ácido fítico en las envueltas de los granos de cereales.p>
Se detectan casos de: anemia, escorbuto (por carencia de vitamina C), hipocalcemia (déficit de calcio) e hipoproteinemia (déficit proteico). Por otro lado, la reducción del agua de bebida para todas las dietas constituye un peligro que se manifiesta por deshidratación e insuficiencia renal.
En los niños
Para el lactante, el pecho es sustituido en el momento del destete por una mixtura especial, «el Kokoh», mezcla extremadamente diluída de granos de sésamo, arroz, judías rojas, trigo, avena y soja. El equilibrio en aminoácidos es correcto, pero el valor calórico global es muy escaso, por lo que las proteínas se utilizan como fuente energética y no para la construcción de tejidos. Con frecuencia se observa un retraso en la estatura, el peso y carencias de minerales y vitaminas en niños alimentados de ese modo: raquitismo o síndrome de Biermer (Revista médica Lancet.- 9 de junio de 1973).
No es por tanto sorprendente que se hayan descrito en la literatura médica repetidos casos de muerte en personas que seguían la dieta macrobiótica sin ningún tipo de control ni conocimiento.
En el año 1996 el Gran jurado del Estado de Nueva Jersey sentenció que la dieta macrobiótica constituía un peligro para la salud de la población.