Con la denominación de lechugas (género Lactuca y pertenecientes a la familia de las Asteráceas) hay disponibles una gran variedad de verduras: más de 1.000 géneros y 20.000 especies, de las que muy pocas se cultivan para su consumo. Entre las Asteráceas figuran muchos tipos de hortalizas de diversas especies: de hoja (achicoria, lechuga, endibia, escarola), de flor (alcachofa) o de tallo (cardo). El término Lactuca también engloba a los cogollos y lechugas de tallo pequeño. Las lechugas aportan, sobre todo, agua, vitaminas, sales minerales, glucosa y pocas calorías. Su gran variedad de formas, colores y sabores las hacen un ingrediente indispensable en multitud de preparaciones.
La reina de las combinaciones
Por su variedad y sus sabores suaves, se pueden combinar con la mayoría de los alimentos y, por su colorido, con ellas se realizan agradables adornos y guarniciones. En la denominación genérica de lechugas se engloban todas cuyas hojas son comestibles. Ahora, además, están disponibles en bolsas, ya preparadas y listas para servir en ensaladas, distintos tipos de ellas: lechugas Batavia, hoja roble, iceberg, cogollos, escarola o lollo rossa, entre otras.
De manera habitual, se consumen crudas, con un poco de aceite, vinagre y sal. Así resultan apetitosas. Por su sabor neutro, las lechugas se pueden mezclar con otras hortalizas crudas, como cebolla, tomate o zanahoria. También pueden combinarse con otras verduras ya cocinadas, como salteado de pimientos con cebolla, o multitud de setas, como los champiñones.
Si se acompañan de ingredientes cocinados y ligeramente calientes en el momento de servir, se denominan ensalada templada. Ésta se puede elaborar con otros vegetales o ingredientes proteicos, como carne, pescado o marisco.
Distintos platos con lechuga
Las lechugas resultan apetitosas crudas, con otras hortalizas o elementos proteicos e, incluso, con ingredientes cocinados y calientes
Además de las preparaciones habituales, con las lechugas se pueden elaborar distintos platos.
Las lechugas rellenas se preparan de un modo sencillo. Primero se sumergen durante unos segundos las hojas en agua hirviendo con una pizca de sal y, después, se rellenan con farsas de pescado, marisco o carne. Se cierran en pequeños paquetes y se terminan de cocinar al horno o en salsa.
También se pueden elaborar lechugas asadas con cebollas, pimientos y ajos. Luego se trocean y se sirven con una vinagreta suave, realizada con los jugos del asado, sal, aceite de calidad y vinagre balsámico.
La crema de verduras es otra posibilidad. Se puede cocinar la lechuga como una verdura más o como el ingrediente principal. Para la crema se utiliza un refrito de cebolla, ajo y puerro, bien cocinado con un poco de aceite de oliva. Cuando estas verduras hayan conseguido una textura blanda, se agregan las patatas, las hojas de lechugas y el resto de verduras escogidas (zanahorias, espinacas, acelgas…). Se rehoga el conjunto, con un caldo o con agua, y se dejan cocinar hasta que las patatas y verduras estén listas. Para terminar, se pasa por el pasapurés o batidora y, después, por el colador chino hasta que quede una crema más fina.
Si se quiere una crema fría parecida al gazpacho, se elabora con lechuga, aceite de oliva de calidad, agua fría, un toque de vinagre y sal. Todos los ingredientes se trituran con la batidora, de manera que quede una preparación de color verde suave, que se guarda en la nevera hasta el momento de consumir. Antes de servir, hay que tener la precaución de remover la crema para volver a homogeneizar el gazpacho.