El embarazo es un estado fisiológico en el que la mujer requiere un mayor aporte de nutrientes entre los que se encuentra el calcio. La leche es un alimento rico en este nutriente, por lo que resulta interesante saber si existe algún tipo de leche que destaque por su contenido en calcio, y si es necesario que la tome la mujer embarazada. Cada vez es mayor la oferta de tipos de leche que hay en el mercado, por lo que en ocasiones no se tiene claro cuál elegir, y más aún si se tienen dudas acerca de su composición nutritiva, o si una confía en los mensajes que aparecen en muchos envases; «rica en calcio», «especial para el embarazo», etc.
Conviene conocer las características de cada una de ellas para poder adquirir la que más se ajuste a las necesidades del momento.
Leche desnatada, ¿la mejor?
La única diferencia nutritiva destacable entre la leche desnatada y la leche entera es la cantidad de grasa de una y de otra. La leche entera contiene 3,5 g de grasa por 100 ml, mientras que la desnatada apenas tiene grasa (0,2 g/100 ml), lo que hace que la leche desnatada aporte la mitad de calorías. Por este motivo, la leche desnatada puede ser interesante para la mujer embarazada que tiene que controlar su peso, o aquella que deba seguir una dieta con control de grasas por distintos motivos de salud (colesterol o triglicéridos elevados, problemas digestivos…). Hay quien duda de que la leche desnatada tenga las mismas vitaminas. Lo cierto es que al retirar la grasa de la leche para obtener la leche desnatada, se pierden las vitaminas liposolubles disueltas en ella (A y D). Muchos fabricantes restituyen las vitaminas perdidas, por lo que al final, la leche desnatada contiene similar cantidad de dichos nutrientes, aunque para comprobarlo habrá que leer la etiqueta nutricional y comparar distintas marcas.
Leches enriquecidas, ¿son necesarias?
Según la norma, una leche enriquecida en un nutriente es aquella que por 100 mililitros cubre el 15% de la ingesta recomendada del nutriente al que hace alusión. A la hora de enriquecer una leche, es muy frecuente que se añada una cantidad extra de calcio.
Si sabemos que la ingesta diaria recomendada de calcio es de 800 miligramos; el 15% de esta cantidad son 120 miligramos. Por tanto, 100 mililitros de leche enriquecida han de aportar esta cantidad de calcio. No obstante, 100 mililitros de leche normal, es decir, sin calcio añadido, ya aportan esos 120 miligramos de calcio, por lo que en principio el consumo de leche enriquecida en calcio no sería imprescindible.
Durante el embarazo las necesidades de calcio aumentan a 1200 miligramos. Esta cantidad se consigue aumentando a cuatro las raciones de lácteos a consumir en un día, por lo que si se toma la cantidad indicada de leche o derivados, no sería necesario recurrir a las leches enriquecidas.
Leche para mujeres embarazadas
Las leches dirigidas a mujeres embarazadas se caracterizan por estar enriquecidas en diferentes vitaminas y minerales, basándose en el hecho de que la gestación es una etapa fisiológica en la que las necesidades de nutrientes aumentan. Muchas leches añaden hierro y ácido fólico. En nuestro país, en las revisiones ginecológicas y tras un análisis de sangre completo, el médico estima si es necesario tomar un suplemento de hierro. Y en cuanto al ácido fólico, la suplementación con esta vitamina es sistemática, es decir, se recomienda que toda la mujer embarazada tome un suplemento de dicho nutriente durante los primeros meses de embarazo. Por tanto, no hay una necesidad real de incluir este tipo de lácteos, y menos todavía si se sigue una dieta variada.
En el caso de que la mujer embarazada opte por consumir «leches vegetales» como el batido de soja, conviene que éste se asemeje los más posible a la composición nutricional de la leche de vaca, por lo que es aconsejable que la bebida esté enriquecida en calcio y vitaminas A y D; y para comprobarlo es necesario revisar el etiquetado.