La mejor nutrición ante el desorden

Nuevos estudios buscan soluciones nutricionales para las personas que trabajan a turnos o que viajan a menudo y cambian horarios
Por Maite Zudaire 31 de julio de 2014
Img sueno desorden hd
Imagen: Kai Hendry

Trabajar por la noche, dormir de día, viajar a otros países con un horario distinto, tener un bebé que se despierta cada pocas horas… Las condiciones de vida y trabajo afectan el ritmo biológico de muchas personas, que ven cómo se modifican los tiempos naturales para los procesos más básicos, como dormir, comer o digerir los alimentos. La alteración del ritmo biológico -también llamado ritmo circadiano- es una circunstancia cada vez más común. Por ello, diversos investigadores intentan encontrar la manera de sincronizar la dieta con las exigencias, entre ellos, el doctor en nutrición Jonathan D. Johnston, del departamento de Salud y Ciencias Médicas de la Universidad de Surrey (Reino Unido). En este artículo se muestran cuáles son sus apreciaciones, así como los avances en el terreno de la cronobiología.

El trabajo por turnos y el jet-lag: desafíos modernos para la alimentación

Desde la industrialización, el ser humano ha adquirido la capacidad de regular las circunstancias ambientales y con ello alterar los patrones temporales de la conducta. Ya no depende del sol, del día y la noche, ni siquiera de las condiciones atmosféricas ni climáticas para vivir de una determinada manera. Esto ocasiona que las actividades laborales de una gran parte de la población no estén alineadas con el día solar: se trabaja hasta tarde, incluso de noche, porque la falta de luz natural ya no es un problema.

Otra causa común de desalineación circadiana abrupta es el jet lag, viajar a través de husos horarios. Aunque esta experiencia es un fenómeno raro y transitorio para la mayoría, afecta a un número importante de personas, y en algunos casos, como para los miembros de una tripulación, puede ser un evento habitual. Además de los viajes, el término se utiliza también para describir cambios bruscos de pautas de sueño entre días laborables y festivos, e incluso la alteración que se vive cuando se está criando a un bebé.

En estas situaciones es muy frecuente prescindir de comidas principales, o hacerlas a horas intempestivas, como a mitad de la noche (como si fuera el almuerzo de media mañana), si se trabaja de noche; no desayunar porque se sale a las seis de la mañana del trabajo y, al llegar a casa, uno se acuesta sin pasar por la cocina; levantarse a las dos de la tarde y tomar entonces el equivalente al desayuno, porque no apetece recién levantado la comida principal; merendar algo, y hacer una cena consistente para afrontar el nuevo día de trabajo… de noche, etc.

Ante este desorden alimentario (y horario), con tan solo una comida sustancial al día, es evidente que la salud a corto, medio o largo plazo se resentirá. Tampoco hay duda de los problemas de salud asociados a estas alteraciones horarias. Se incluye un mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares y metabólicas y también un aumento de riesgo de obesidad, ya que la ingesta total de energía se distribuye mal y se realizan menos comidas sustanciales, o la distancia entre ellas no es la necesaria, ya que transcurre demasiado tiempo o muy poco.

En definitiva, la falta de ritmo circadiano dificulta pautar una dieta que sea compatible. En estos casos, el nutricionista tiene un gran reto para diseñar un planteamiento dietético más saludable y negociar con la persona unos mínimos.

Sincronizar la dieta con el ritmo fisiológico

La investigación del doctor Johnston, publicada en Nutrition Research Reviews, señala que los ritmos circadianos mejoran muchos aspectos de nuestra biología y, con ello, garantizan que los procesos fisiológicos se produzcan en el momento apropiado. La importancia de controlar los tiempos radica en las fuertes asociaciones que existen entre la interrupción circadiana, la morbilidad y el riesgo de sufrir una patología. Dicho de otro modo: mantener el ritmo circadiano está ligado con el buen funcionamiento del metabolismo y una correcta nutrición. El orden proporciona salud. El desorden, problemas.

Las conclusiones científicas adelantan que la relación entre el ritmo circadiano y las vías metabólicas es recíproca. Los cambios desordenados y abruptos alteran los perfiles de grasa y azúcar. Sin embargo, si las variaciones se producen de manera más paulatina y si se ajustan a un horario regulado de las comidas, la adiposidad y el peso corporal no se ven afectados.

Así, el reto científico está en descubrir la capacidad de la alimentación no ordenada para sincronizar los ritmos circadianos con los tejidos del organismo que se encargan de procesar los nutrientes. Esta relación ya se está estudiando con animales y, si bien las conclusiones son alentadoras, todavía queda trabajo para lograr traducir los datos biológicos básicos a los seres humanos. Lo que se busca es determinar qué dieta ayudará a restaurar la sincronía circadiana y el correcto funcionamiento del organismo, asumiendo que el desorden es inevitable. Los condicionantes dietéticos, los alimentos y los nutrientes concretos podrían proporcionar mejoras generalizadas en la salud.

Cambio de turnos, mejor cada mes

En este contexto, un grupo de investigadores de la Harvard Medical School de Boston realizó una propuesta: hacer turnos mensuales y no semanales. Por lo general, se cree que la recuperación de pérdida crónica de sueño precisa más de una noche, incluso más de un fin de semana. Sin embargo, los estudios apuntan a que los sistemas circadianos se resincronizan al retornar al uso horario en una media de una hora por día que se ha alterado. Admitida esta certeza, los científicos aún analizan cómo debe ser la dieta necesaria para recuperar la salud después de varios años de interrupción circadiana y falta de sueño. Por eso, apuntan a la necesidad de reducir la frecuencia de turnos, ya que si bien no hay nada definitivo, sí hay indicios de que el trabajo a turnos que cambian cada mes podría ser menos perjudicial que los turnos que varían después de unos cuantos días. Es importante anotar, además, que las personas con ritmos rotos tienden a realizar poco ejercicio, lo que perjudica todavía más su estado nutricional.

Sigue a Consumer en Instagram, X, Threads, Facebook, Linkedin o Youtube