La mitad de los países europeos carece de normas para garantizar la disponibilidad de comida saludable en los restaurantes, comedores o para comer en la calle, mientras que los que las tienen a menudo realizan un escaso seguimiento de su impacto. Son las conclusiones del estudio realizado por el Antwerp Institute of Tropical Medicine y la Ghent University, en Bélgica, que piden a los políticos buscar el equilibrio entre los intereses comerciales y la preservación de la salud pública.
Una tercera parte de la población belga mayor de 15 años consigue un cuarto de su energía de comer fuera de casa, un número incluso mayor en muchos países. De la revisión mundial realizada por Carl Lachat, investigador del Antwerp Institute of Tropical Medicine y de la Ghent University, se ha visto que, por norma, la comida que se consume fuera de casa tiene más grasa y sal, además de menos vitaminas. El consumo de frutas y verdura obtiene aún peores resultados.
Sin embargo, las autoridades de los diferentes países tienen poco poder sobre lo que se hace en la privacidad de las cocinas, excepto para garantizar la seguridad y trazabilidad de los ingredientes que se emplean. A pesar de ello, carecen de influencia sobre la oferta de restaurantes, comedores y otros proveedores comerciales de alimentos y de comidas. La mayoría de las políticas se preocupan sobre el etiquetado de la comida, la formación del personal o la publicidad. Pero la salubridad de los alimentos parece preocupar menos y si algún país instaura normas para regularla, por ejemplo la de ofrecer comida saludable en los comedores escolares, casi no se controla o cumple.
Estos investigadores comprobaron que en un comedor de estudiantes que si se ofrece más verdura o frutas gratis, es posible conseguir que las personas coman mejor, incluso tras concluir la prueba. También se pueden poner en práctica medidas simples sobre las porciones, las calorías, las opciones o la información nutricional.
Lachat ha señalado que el sector de los catering ofrece claras oportunidades para mejorar la dieta de los consumidores. Solo hace falta que las autoridades presten atención a la composición de la comida que se oferta fuera de casa y se impliquen en este sector para mejorar el producto que ofrecen. «Faltan medidas para garantizar la disponibilidad de comida saludable fuera de casa o para hacer que este sector sea más responsable», ha indicado Lachat, para quien controlar lo que los ciudadanos comen fuera de casa, para hacer que sean alimentos más saludables, ofrece «nuevas soluciones de salud pública».