La obesidad ya es oficialmente una enfermedad en sí misma en Estados Unidos y no sólo para la comunidad científica. «Medicare», el sistema sanitario público de Estados Unidos para la tercera edad, ha anunciado que introducirá la obesidad dentro de la lista de problemas de salud que puede financiar. El anuncio no es sólo un pequeño cambio semántico. Con este paso «Medicare» ha abierto potencialmente las puertas para que millones de norteamericanos obesos puedan acceder a tratamientos como la cirugía de reducción de estómago, programas de dieta o fármacos para reducir peso, como sucede en nuestro país. Y también zanja una discusión: la obesidad ya no puede considerarse un factor de riesgo sino una enfermedad. Pese a que el 18% de la población cubierta por «Medicare» es obesa, durante años este servicio estatal que atiende a la población anciana se había negado a cubrir los tratamientos para perder peso. La decisión no implica que cualquier terapia para adelgazar pueda reclamarse automáticamente.
Pero «Medicare» parece dispuesta a aplicar los más eficaces y los que mejoren las condiciones de salud de sus enfermos. Como no se sabe aún los tratamientos que se financiarán, tampoco se puede conocer lo que le costará al Gobierno su decisión. El tratamiento más costoso es la cirugía bariátrica, la operación que consiste en reducir el estómago para que el paciente se sacie antes y coma menos.
La medida de la Administración norteamericana también ayudará a los norteamericanos con problemas de sobrepeso que pueden pagarse una póliza privada. Muchas compañías de seguro médico son también reticentes a financiar estos tratamientos y se espera que la decisión estatal sea un empujón para hacerlo.
En estos momentos «Medicare»sólo trata los problemas derivados del exceso de peso, como los problemas cardiovasculares o la diabetes. «Aunque pensamos que el mejor camino es tratar la raíz del problema y no sólo los síntomas», dijo el director de la Asociación Norteamericana de Obesidad, Morgan Downey.