La sacarina es el edulcorante artificial más utilizado ya que es de 200 a 300 veces más dulce que la sacarosa (azúcar común), y se emplea como aditivo alimentario (E-954) que se añade a un amplio rango de alimentos, bebidas refrescantes y productos bajos en calorías para otorgarles un sabor dulce. También tiene importantes aplicaciones en otros campos como productos de aseo personal, elaboración de dentríficos, etc.
Su historia
Fue el primer edulcorante acalórico que se descubrió y supuso una gran noticia para las personas con diabetes
La sacarina fue el primer edulcorante acalórico (sin calorías) que se descubrió y produjo una gran expectación a personas diabéticas y obesas.
De forma casual, el joven químico alemán Constantin Fahlberg que estudiaba en la Universidad Johns Hopkins (EE.UU.) descubrió en 1879 que un derivado del alquitrán, al que llamó sacarina (O-sulfamida benzoica), presentaba un sabor extremadamente dulce.
La sacarina se incluyó en la primera lista que se publicó en EE.UU. de aditivos GRAS (generalmente reconocidos como seguros) en 1959. Sin embargo, en los años 70, varios grupos de investigadores argumentaron, tras varios estudios, que dosis altas de este edulcorante consumidas diariamente eran capaces de inducir la aparición de cáncer de vejiga en ratas (dosis equivalentes a las que contienen 250 latas de refresco). Así, en 1972 la sacarina fue eliminada de la lista de aditivos GRAS en EE.UU, y en 1981, dicho edulcorante entró a formar parte de las 169 sustancias cancerígenas establecidas por las autoridades estadounidenses (entre ellas se encuentra el cloroformo y el benzeno), aunque no fue prohibida.
La determinación de este país respecto a la utilización de esta sustancia se limitó entonces a que los productos que llevaran sacarina en su composición se sometieran a unas estrictas normas de etiquetado: «Este producto contiene sacarina, de la que se ha determinado que produce cáncer en animales de laboratorio»; «El uso de este producto puede ser peligroso para su salud».
No obstante, y dada la nueva determinación adoptada por el NIH (National Institute of Health) de EE.UU., las autoridades estadounidenses decidieron en 1999 eliminar la sacarina de la nueva lista de sustancias cancerígenas.
En la Unión Europea, tras numerosos ensayos clínicos y experimentales sigue estando autorizado su consumo.
Recomendaciones en su ingesta: no abusar
Se recomienda no superar los dos litros de refresco que incluya sacarina al día
La Ingesta Diaria Admisible (IDA) es de 2,5 mg por kilo (Kg) de peso al día, lo cual se traduce en 175 mg para una persona adulta de 70 Kg. Esta es la cantidad de sacarina que se añade a dos litros de refresco carbónico edulcorado. Por tanto, con los datos que se disponen hasta ahora, no hay ninguna consecuencia en consumirla toda la vida a dosis saludables (menos de 20 pastillas diarias).
Otro inconveniente que presenta para muchas personas es que al tomarla deja un regusto algo amargo.