El Consejo de Agricultura de la Unión Europea (UE) autorizó ayer por 10 años la importación, la comercialización y el procesamiento del maíz transgénico NK603 destinado a animales y a uso industrial, mientras que no consiguió llegar a un acuerdo para su empleo en alimentación humana. La importación de esta semilla, producida por la multinacional estadounidense Monsanto, ya sea a granel, bolsas u otro tipo de contenedores, tendrá que estar etiquetada como maíz genéticamente modificado.
La autorización, basada en informes científicos, cubre el uso específico de importación y procesado para alimentación animal o fines industriales, pero no para su consumo por los seres humanos o para cultivos. En cualquier caso, las importaciones de este producto no podrán empezar hasta que logre una aprobación equivalente para su empleo en alimentos.
El Consejo tiene tres meses para pronunciarse sobre el uso de este organismo transgénico en alimentación, tras los cuales la decisión pasará a la Comisión Europea, que podría dar su opinión el próximo octubre.
La comisaria de Medioambiente, Margot Wallström, dijo que el NK603 ha sido sometido a «rigurosas» evaluaciones de riesgo antes de dar la autorización para su uso animal e industrial. En este sentido, aseguró que, «por lo tanto, su seguridad no está en duda», y agregó que etiquetas claras proporcionarán a agricultores y consumidores la información que necesitan para decidir si compran o no el producto.
Además, unas importantes normas asegurarán la trazabilidad y supervisión una vez que el maíz esté en el mercado, apuntó la comisaria, quien recordó que el sistema que regula el uso de sustancias transgénicas en alimentación y cosechas certifica que sólo lleguen al mercado europeo organismos modificados que sean seguros para el consumo humano y animal, así como para el medioambiente.