Un estudio publicado en el último número de la revista Clinical Pharmacology and Therapeutics revela que la naranja de Sevilla -así se la conoce en Estados Unidos- podría interactuar con algunos medicamentos. Dado que dicha fruta es muy amarga, y que sólo se utiliza en la elaboración de mermeladas y otros condimentos, es poco probable que represente un peligro para la salud.
El estudio confirma además que un compuesto llamado DHD es el ingrediente activo que explica el efecto del zumo de pomelo sobre ciertos fármacos, según explica el doctor Paul B. Watkins, de la Universidad de Carolina del Norte. Dado que este zumo potencia la absorción de ciertos medicamentos, el hallazgo del ingrediente responsable de este efecto podría sentar las bases de medicamentos de mejor absorción, según Watkins.
El equipo de Watkins analizó la capacidad del zumo de naranja de Sevilla para reforzr la absorción de la felodipina -un fármaco contra la hipertensión-, como ocurría con el zumo de pomelo. Al contrario que las naranjas más dulces que se cultivan en Estados Unidos, las de Sevilla tienen un alto contenido de DHB. Los investigadores descubrieron en un ensayo controlado que estas naranjas reforzaban la absorción de la felodipina.
En la lista de fármacos susceptibles al efecto «absorbente» del zumo de pomelo ha aumentado incesantemente, incluyendo ahora los inhibidores de proteasa -indicados contra el VIH-, y algunos fármacos contra el colesterol, la alergia, el asma, ciertos cánceres y algunas enfermedades cardiacas. Watkins descubrió en trabajos previos que el zumo de pomelo inhibe una enzima digestiva que permite la entrada de una mayor cantidad de fármaco en el flujo sanguíneo. El problema es que este efecto puede ser beneficioso o perjudicial, dependiente del fármaco y del paciente.