Aceite, vinagre y sal. Con estos tres ingredientes tan comunes en cualquier cocina se puede preparar una salsa vinagreta muy sencilla y deliciosa. Basta combinarlos en su adecuada proporción (tres medidas de aceite por una de vinagre, más una pizca de sal al gusto) y remover con ayuda de un tenedor hasta obtener una consistencia cremosa. Su facilidad de elaboración la ha convertido en una opción muy popular que, además, permite una gran cantidad de combinaciones diferentes y originales. A continuación te proponemos algunas de ellas.
Las vinagretas más simples
La vinagreta se puede emplear en infinidad de recetas. Se considera una «salsa emulsionada inestable» ya que, por mucho que se mezclen sus ingredientes, el reposo tiende a separar otra vez los elementos líquidos. Esto se debe a que el ingrediente principal es el aceite, cuya densidad es menor que la del vinagre.
🥄 Las medidas adecuadas para hacer una vinagreta básica son las siguientes: tres partes de aceite por cada parte de vinagre y sal al gusto.
Si bien la preparación es muy sencilla, se puede jugar con diferentes combinaciones:
🔸 Tipo de aceite
- Si usas un aceite de oliva virgen, saldrá una vinagreta más densa que si se utiliza aceite de girasol o de semillas.
- Se obtienen notas únicas de sabor cuando se emplean aceites aromáticos; por ejemplo, al macerar unos dientes de ajo, unas hojas de albahaca o unas rodajitas de pimienta de Cayena. Este tipo de mezclas hará que las vinagretas adquieran unos matices muy interesantes para realzar los platos.
🔸 Tipo de vinagre
- En el mercado hay desde el clásico vinagre de vino hasta otros más complejos, aromatizados con frutas o hierbas, como el tomillo o el estragón. Cada uno aportará algo distinto a la salsa.
- Si el vinagre es de sidra o de manzana, obtendrás una vinagreta más suave que si utilizas un vinagre de Jerez.
- Para conseguir una vinagreta más aromática, se puede usar vinagre de frambuesa o de eneldo.
🔸 Vinagreta sin vinagre
Otra posibilidad es preparar una mezcla más suave, en la que se sustituye el vinagre por zumo de limón o alguna otra fruta cítrica.
🔸 Vinagreta templada
Las vinagretas templadas son otra variante que vale la pena explorar. Para prepararlas:
- primero hay que calentar el aceite con algún elemento aromático (ajo y guindilla, por ejemplo).
- una vez aromatizado y fuera del fuego, se emulsiona con zumo de limón y vinagre suave, como el de manzana o de sidra.
Este tipo de vinagreta se utiliza sobre todo para preparar pescado al horno, como besugo, chicharro o doradas.
Vinagretas guarnecidas: nuevos sabores y texturas
Las vinagretas pueden ser simples o también guarnecidas. A la mezcla de aceite, vinagre y sal se puede agregar una gran variedad de elementos comestibles que servirán para dar un toque de alegría al plato, tanto en sabores como en apariencia y texturas. Aquí entran en juego los gustos culinarios de cada uno y, por supuesto, el fondo de despensa o de nevera que tengamos.
Algunas ideas:
🥗 Para aliñar una ensalada de pollo
Añade unos trocitos de frutos secos (o de maíz tostado) y, luego, un poco de cebollino recién troceado. Esto da como resultado una ensalada con pequeños tropiezos crocantes. Se puede mejorar agregando una cucharadita de mostaza de Dijon a la salsa vinagreta.
🥗 Para ensaladas con pescado o marisco
Queda muy rico añadir a la salsa vinagreta unos trocitos de frutas, como piña o mango, además de utilizar un vinagre seco, como el de Jerez. De este modo se consigue un interesante contrapunto de seco y dulce.
🥗 Para ensaladas con ahumados y salazones
Un truco sencillo: agregar trocitos de fresas y escoger un vinagre de frambuesa realzará el sabor del pescado.
🥗 Para ensaladas solo vegetales
Cuando las ensaladas solo contengan vegetales —como las de espárragos o de tomate—, puedes utilizar la clásica vinagreta guarnecida con trocitos de pimiento, cebolleta fresca y ajo, o una guarnición con trocitos de ajo y uvas pasas.