Los zumos detox están de moda desde hace tiempo. Los encontramos en libros de recetas y en páginas web, en la prensa diaria, en la publicidad, en manos de personajes famosos que se fotografían con ellos, en las redes sociales, en formato guía para hacerlos en casa y hasta en formato listo para consumir. Contienen verduras (a veces frutas) y agua. Estos batidos verdes son un éxito del mercado -y un negocio multimillonario- que ha sabido leer bien el creciente interés de las personas por comer de manera saludable y cuidarse a través de la alimentación. Pero, ¿son sanos? ¿Cumplen lo que prometen? En este artículo reseñamos cinco efectos de incorporarlos a la dieta.
Un zumo detox es, según sus promotores, una bebida natural capaz de «purificar» y «eliminar toxinas» de nuestro organismo. De ahí viene su nombre: detox, apócope de desintoxicar. Se presenta, en ocasiones, como una opción dietética diaria (para tomar a media mañana, de tarde o en lugar de la cena); muchas veces, como una rutina mensual combinada con ayunos; y, casi siempre, como una terapia de choque para compensar los excesos con la comida (por ejemplo, después de Navidad).
Antes de continuar, hay que dejar algo bien claro: la función de eliminar toxinas ya la cumple nuestro cuerpo de manera natural. Venimos con la «depuradora» incorporada desde el nacimiento. Está formada por unos órganos muy importantes -tanto que se llaman vitales-, como el hígado o los riñones, y son ellos los que trabajan para mantener las cosas en su sitio. También son ellos los que hacen horas extra hasta el agotamiento cuando nos pasamos con la comida, los refrescos o las copas.
No hay ningún batido que reemplace el trabajo de un riñón. Si fuera así, las personas con afecciones renales lo beberían en lugar de asistir a largas sesiones de diálisis. Tampoco hay zumo detox que sustituya a un hígado o cualquier otro órgano vital. Y (¡atención, spoiler!) no hay pócima, jugo o brebaje, por muy natural que sea, que sustituya los beneficios de una buena dieta. Las siguientes son cinco cosas que un zumo detox sí puede hacer por ti.
1. Dañarte los riñones y causarte malnutrición
Estas bebidas se preparan con agua, verduras y, a veces, también con frutas. Es decir, contienen ingredientes sanos, de origen vegetal y recomendados por todas las sociedades de referencia en el ámbito de la salud y la nutrición. Esa es la base de su éxito social. El razonamiento se podría resumir de este modo: si debemos comer frutas y verduras, ¿qué mal pueden hacer unos zumos que contienen, precisamente, frutas y verduras? La mejor respuesta existe desde hace 500 años y se le atribuye a un médico suizo conocido como Paracelso: «La dosis hace el veneno».
Algunas verduras que consumimos con frecuencia, como las espinacas o las acelgas, contienen ácido oxálico. Este ácido, en pequeñas dosis, no supone un riesgo para la salud, como cuando comemos una ensalada con hojas crudas de espinacas o unas acelgas cocidas. Otra cosa es ingerir importantes cantidades de estas verduras, como las que se necesitan para elaborar un zumo detox. La concentración de ácido oxálico en estas bebidas supera, por mucho, la que tomaríamos en una dieta normal (¿cuántas acelgas, perejiles y espinacas hay que triturar y licuar para obtener un vaso de zumo?).
Esto aumenta de manera notable el riesgo de que se formen cálculos renales (piedras) y de provocar daños en los riñones. Puede causar irritación en el esófago y el estómago y, además, entorpecer la correcta absorción de minerales tan esenciales como el calcio, el hierro, el potasio, el magnesio o el sodio. En otras palabras, puede provocar cuadros de anemia y malnutrición. El peligro es tan cierto y tan serio que la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) define a estos batidos verdes como uno de los 13 riesgos emergentes para la salud.
2. Adelgazar… tu bolsillo
Los zumos detox que se comercializan ya embotellados y listos para consumir no son baratos. Aunque los tamaños de los envases y los precios varían según las marcas, basta observar las propuestas más conocidas para hacerse una idea del coste. Una botella de medio litro (o un poco menos) cuesta entre 4,40 euros y 8,30 euros. Y eso es solo el principio, porque los distintos planes detox no se solventan con una sola botella. La propuesta, en general, consiste en sustituir la comida de (al menos) un día entero por estos batidos: entre 5 y 6 botellas, según las marcas. En muchos casos, supone, por tanto, unos 50 euros al día. Los propios fabricantes señalan que se dirigen a un público principalmente femenino y de poder adquisitivo medio-alto.
3. Aumentar tu apetito y causarte malestar
Por supuesto, los zumos detox se pueden hacer en casa. Pero, aunque sea mucho más económico que comprarlos hechos, seguiremos tirando el dinero y, muy probablemente, sintiéndonos mal. Además del ácido oxálico -del que tendremos más que suficiente en un solo vaso-, puede haber otros problemas cuando los vasos se acumulen y el plan detox se convierta en rutina. La reducción drástica de alimentos y nutrientes, así como una dieta líquida, sin masticación, puede generar dolor de cabeza, debilidad, alteraciones intestinales (como diarrea o estreñimiento)… y dejarnos con hambre.
4. Hacerte engordar
Esto va ligado con lo anterior. No es lo mismo beber un zumo -por mucha fruta o verdura que tenga- que comer esos mismos alimentos a bocados.
Por un lado, los vegetales pierden fibra en el proceso y su capacidad para saciarnos es menor, con lo que tendremos apetito al cabo de un rato. Eso significa que, o bien lo pasaremos mal (y, casi con toda seguridad, nos pondremos de mal humor), o bien acabaremos picando algo para matar el gusanillo.
Por otro lado, el cuerpo no recibe igual los alimentos cuando están enteros que cuando están exprimidos o licuados. Esto se nota, sobre todo, con el azúcar y los niveles de glucemia, que se elevan de manera brusca cuando tomamos un zumo. De ahí que los batidos detox estén desaconsejados de forma específica por sus propios fabricantes para las personas con diabetes (que, en cambio, sí pueden comer fruta entera).
Además, cuando bebemos la comida, ingerimos más cantidad de la que lo haríamos masticando. Podemos hacer la prueba en casa. Es más fácil tomar un zumo de naranja y un cruasán con mantequilla que comer masticando las dos piezas de naranja necesarias para hacer el zumo y, además, comer ese mismo cruasán.
5. Alejarte de una dieta saludable
Los zumos detox entrañan unos cuantos problemas, a corto y a largo plazo. Pero, más allá de los riesgos específicos, el problema de base es que nos mantienen alejados de una dieta saludable. Pensémoslo un momento: si la propuesta es depurar, limpiar y purificar es porque se parte del supuesto de que nuestro cuerpo está sucio, intoxicado y lleno de impurezas.
Como hemos recordado antes, ya tenemos unos órganos que se encargan de la limpieza. Pero imaginemos que no. Imaginemos que estos batidos cumplen con su promesa: nos depuran y desintoxican. Si eso fuera así, deberíamos estar intoxicados en primer lugar. Estaríamos atiborrados de comida de mala calidad, con más bebidas y picoteos de la cuenta; es decir, con un patrón dietético alejado de lo que se considera una dieta saludable. Si no, no tendría sentido tomarlos. ¿No es más sencillo (y sano y barato) hacer una dieta notox que compensar los excesos con un batido detox?