Los ancianos deben consumir entre tres y cuatro raciones diarias de productos lácteos y, a su vez, tomar el sol para obtener la vitamina D, necesaria para el metabolismo del calcio, según aseguró la Federación Nacional de Industrias Lácteas (FeNIL), que avisó de que es frecuente que las personas mayores presenten déficit de calcio.
Con motivo de la celebración ayer del Día Internacional Lácteo, y través del Plan de Nutrición y Comunicación de Productos Lácteos, desarrollado con el apoyo del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente y la Unión Europea (UE), la FeNIL recordó que la promoción de la salud y la alimentación sana son algunos de los determinantes clave para la consecución de un envejecimiento activo.
«Las claves de un envejecimiento saludable residen en la dieta, el ejercicio, evitar el estrés, activar las neuronas, aprender técnicas específicas de memoria, control de enfermedad y fármacos. En este sentido, resulta necesario recordar las numerosas ventajas que conllevan el consumo de productos lácteos en las personas mayores y su papel dentro de una alimentación equilibrada», comentó el presidente de la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEGG), Pedro Gil Gregorio.
El presidente de la SEGG recordó que la leche y los productos lácteos son ricos en proteínas, calcio, riboflavina y retinos, contienen cantidades apreciables de tiamina, folato, niacina, vitaminas B12 y D, magnesio, zinc y fósforo, y son de fácil uso y conservación. Además, añadió, muchos de ellos no demandan actividad masticatoria y pueden contener hasta un 80% de agua. Por tanto, los lácteos y sus derivados se consideran fuente de calcio puesto que contienen como mínimo una cantidad significativa de calcio, un 15% de la cantidad recomendada y, por ello, contribuyen a cubrir parte de estas altas demandas de calcio entre los ancianos.