Los desórdenes alimentarios veraniegos pueden repercutir en la salud del hígado

El incremento de la cantidad de toxinas en el organismo intensifica las funciones hepáticas
Por EROSKI Consumer 23 de agosto de 2011

El aumento del tiempo libre, el calor y las fiestas estivales propician que la alimentación se descuide durante el verano y eso puede pasarle factura al hígado. La ingesta excesiva de comida y bebida, sobre todo de alcohol, incrementa la presencia de sustancias tóxicas en el organismo, lo que genera un trabajo adicional al hígado. Si la sobrecarga de toxinas llega a saturar a este órgano, nuestra salud global puede llegar a sufrir daños.

Durante esta época, es habitual que se incremente el consumo de alcohol y alimentos calóricos y que se reduzca la ingesta de agua, que se sustituye a menudo por otro tipo de bebidas. Además, se relajan los horarios de las comidas e incluso se puede llegar a prescindir de alguna de ellas.

Expertos en nutrición señalan que la ingesta de determinados alimentos puede ayudar al hígado a sobrellevar mejor sus funciones ante estos excesos. Por ejemplo, está demostrado que el rábano negro previene las disquinesias biliares, la hepatitis y las transaminasas elevadas. El cardo mariano es otro producto que también posee funciones hepatoprotectoras, al igual que la alcachofa, que incrementa la secreción de bilis y el riego sanguíneo del hígado, lo que mejora la digestión de los alimentos.

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